Habló y jugó 40 minutos con sus víctimas y después las mató

El hombre que asesinó a sangre fría a una pareja de novios dentro de una casa en el barrio La Central conversó con ellos durante 40 minutos antes de sacar una pistola y dispararles a quemarropa. El primero en caer fue Javier Peroza González, de 22 años. El joven jugaba dominó con el sicario cuando recibió dos balazos en la cabeza. María Alejandra Zabaleta Severiche, de 17 años y oriunda de Achí, Sur de Bolívar, fue baleada en la puerta de la cocina, mientras le preparaba un jugo al que fue su asesino. El doble crimen que ocurrió el sábado, a las 11:30 de la mañana, tiene tintes de venganza. La Policía cree que el atentado era contra Peroza González, a quien hace 20 días intentaron matarlo en el barrio El Pozón. Ese día, según las versiones oficiales, el joven fue baleado por sicarios en moto en un glúteo. El proyectil llegó hasta una pierna y le fracturó el fémur. Javier Peroza duró dos días hospitalizado y su mujer y una hermana se lo llevaron al apartamento de una vivienda en La Central para que se recuperara y evitara un segundo atentado en su contra. Para la Policía, todo indica que no sólo su familia sabía que estaba escondido en otro barrio. Llegó en moto El sicario llegó en una moto de color oscuro. Tenía chaleco negro y casco del mismo color. Los investigadores de la Sijín concluyen que era conocido de la pareja, de otra manera no se explican cómo entró fácilmente y cómo duró tanto tiempo. En la reconstrucción de los hechos y por las fichas que hallaron en la sala, las autori-dades presumen que víctima y victimarios departieron un rato y jugaron hasta dominó. Creen los investigadores que al retirarse del lugar una hermana de Javier Peroza, el sicario encontró el tiempo y el espacio para dispararle a sus víctimas. Javier murió en el acto. A María Alejandra Zabaleta falleció mientras era trasladada a la Clínica Blas de Lezo. Los disparos no se escucharon en el sector porque el hecho ocurrió en la parte posterior del inmueble, en un sitio cerrado. Fue la hermana de Javier quien descubrió los cuerpos al llegar a la casa. Testigos le dijeron a la Policía que vieron al hombre vestido de negro salir como si nada y subirse como parrillero en una moto. Nadie le prestó atención porque lo hizo con tranquilidad, como si se tratase de una visita. Los familiares de las dos víctimas no quisieron pronunciarse por este hecho. Un allegado de María Alejandra sólo confirmó que la adolescente abandonó los estudios de bachillerato hace unos meses para irse a vivir con Javier Peroza, de quien no se informado a qué se dedicaba. La única versión que se maneja por parte de la Policía deja entrever que Peroza González habría sido asesinado por un aparente ajuste de cuentas. También se investiga si su muerte estaría relacionada con otro crimen que sucedió el viernes en la noche en El Pozón.