Lisney vino a cerrar contrato para transportar contenedores

Fue un corte nítido. De eso no tienen duda los investigadores de la Sijín y del CTI de la Fiscalía que tardaron más de una hora para sacar la cabeza de Lisney Antonio Mosquera Gaviria de un tanque plástico, de color azul, que fue vaciado hasta la mitad con cemento. De lo que no hay claridad es del tipo de arma que se utilizó para desmembrar el cuerpo del transportador que llegó el sábado a esta ciudad en plan de vacaciones con su amante y para finiquitar con un empresario un negocio relacionado con contenedores. El recipiente fue encontrado por un peatón en una de las “orejas” del puente que está entre Cartagena y Turbaco, cerca del Cementerio Jardines de Paz. El curioso se alarmó al ver un tanque similar al que habitantes de Villa Barraza descubrieron el miércoles en la mañana en un lote baldío y en cuyo interior estaba el tronco, brazos y piernas de Mosquera Gaviria, de 34 años y oriundo de Condoto, Chocó. En esos momentos pasaba por allí el coronel Hugo Casas, subcomandante de la Policía en Cartagena, quien al ser informado del hallazgo avisó de inmediato al personal de Criminalística de la Sijín. Un miembro del Grupo de Identificación y Personas Desaparecidas del CTI también acudió al lugar. Este último dice que el tanque tenía una tapa negra y parecía recién comprado. Tardaron casi una hora en romper el concreto. Sólo así pudieron hallar la cabeza envuelta en una bolsa negra. Aunque todos los indicios hacen presumir que esa es la parte que le hacía falta al cadáver de Mosquera Gaviria, el protocolo indica que debe realizarse por parte de Medicina Legal un cotejo de la cavidad oral de la cabeza con la historia clínica aportada por la última clínica que atendió a la víctima para corroborar que se trata de la misma persona. “El cuerpo ya fue reconocido por dactiloscopia, así que hay que esperar la carta dental para precisar si la cabeza pertenece a ese cuerpo”, manifiesta un investigador del CTI que realizó la inspección judicial. Según el funcionario, el transportador se realizó varios trabajos de ortodoncia, por lo que no habrá problemas en cotejar las muestras. Dice el investigador que una de las situaciones que les despertó sospechas y que los llevó a romper el concreto fue el fuerte olor que desprendía el tanque. La cabeza fue trasladada por la Sijín al mediodía a la morgue de Medicina Legal. En el cuarto frío está el resto del cadáver. Peritos forenses ya le practicaron la necropsia. “Ya voy para allá” Una tercera persona que dialogó con la víctima y la mujer de éste una media hora antes de su desaparición es la clave para esclarecer qué ocurrió con Lisney Mosquera Gaviria el martes en la noche. La mujer fue interrogada nuevamente y ayer dijo que su amante vino a pasarse unos días con ella en Cartagena mientras aprovechaba cerrar un contrato para el transporte de contenedores. El martes en la tarde, ellos y el supuesto empresario se reunieron en un lugar cercano al hotel donde estaban alojados, en Bocagrande. A las 7:30 p.m., dice la mujer, Lisney le comentó que iba a salir con la persona que le estaba ofreciendo trabajo, porque “necesitaban hablar a solas”. Ella fue a arreglarse las uñas en el hotel y quedaron en comunicarse por celular media hora después. Así ocurrió. Lisney le aseguró a su amante que dentro de poco volvía a donde estaba ella. “Ya voy para allá”, fueron sus últimas palabras. En vista que no llegaba, la mujer volvió a marcarle al celular de Lisney, pero éste ya estaba apagado. A partir de ese momento comenzó a buscarlo por los alrededores del hotel. Ella dice durante el resto de la noche y la madrugada del miércoles siguió marcándole al celular, pero éste le salía en buzón. En la mañana le comentó a un taxista de la desaparición de su pareja. El conductor la alertó de la información que escuchó por la radio, sobre el hallazgo de un descuartizado en Villa Barraza. Ella se fue a ese lugar, pero para entonces ya la Fiscalía había retirado los restos. En la tarde se dirigió a Medicina Legal y allí lo reconoció por un tatuaje en un brazo. Según conoció El Universal de parte de uno de los investigadores del CTI, la mujer ha asegurado en todo momento que Lisney no tenía amenazas ni enemigos. Dos hipótesis El general Ricardo Restrepo Londoño, comandante de la Policía, dice que en el pasado Lisney Mosquera estuvo dedicado al negocio de maderas y vivió la mayor parte de su niñez y juventud en Santander de Quilichao, Cauca. El oficial no descarta que bandas criminales estén detrás de este “acto aberrante”, pero dice que también investigan como posible hipótesis de situaciones de tipo sentimental. Del transportador se informó que vivía en Cali con su familia. De allá se vino el sábado en la tarde. En Medicina Legal están a la espera de un pariente cercano para que reclame los restos.