Lo despiertan para asesinarlo a bala

Los disparos se escucharon a las 2:30 de la madrugada. Nadie quiso salir de sus casas. La oscuridad reinaba en el sector Nuevo Jerusalén, en Villa Hermosa, un barrio que está entre Nelson Mandela y la Variante Mamonal-Gambote. Para los asesinos, fue fácil perderse entre las estrechas calles sin ser vistos. A Nelson Enrique Guzmán Hernández nadie lo vio morir. Lo que pasó con él lo deducen sus vecinos porque todos los días hacía lo mismo. Trabajaba como mototaxista y repartía leche en las tiendas de Villa Hermosa y Nelson Mandela hasta las 7 p.m. A esa hora se encerraba en el kiosco que cuidaba desde hacía nueve años y que utilizaba como su residencia. Dormía en una hamaca. Los rumores indican que los sicarios eran conocidos de Nelson, de otra manera no se explican cómo lo hicieron salir a esa hora sin forzar la puerta. Lo demás es simple lógica. A Nelson lo acostaron en la terraza del kiosco antes de balearlo tres veces en la cabeza. Allí encontraron su cadáver. Los primeros curiosos tardaron más de 20 minutos para acercarse a la escena del crimen, sólo cuando se dieron cuenta que los asesinos iban lejos. ¿Por qué lo mataron? Nadie lo sabe en Villa Hermosa. “Desde que se vino de su pueblo, San Juan Nepomuceno, se quedó viviendo en ese kiosco. Lo cuidaba y le servía como vivienda. Allí también guardaba la moto en que trabajaba. Nunca le conocimos problemas ni amenazas. Todos los días salía a trabajar a las 7 de la mañana, era mototaxista y también repartía leche. “Llegaba a las 7 p.m. y veía televisión en casa un vecino un rato. Luego se encerraba para dormir. Yo no escuché los disparos, me di cuenta porque la gente se ‘amontonó’ en el kisco”, cuenta una vecina de la víctima. El cadáver de Guzmán Hernández fue trasladado del sitio de los hechos a la morgue de Medicina Legal a las 9 de la mañana. Una hija que reside en Turbaco y una hermana que vino de San Juan Nepomuce-no son las encargadas de retirar su cuerpo. Ambas desco-nocen qué sucedió con Nelson.