A Manuel le arrebataron sus sueños

“A mi hijo lo confundieron, nadie tenía razones para matarlo. El sicario llegó preguntando por Marcelo Jiménez y cuando mi hijo volteó a ver quién era, le disparó”.
Eso, según Rosa Amelia González, fue lo ocurrió con su hijo Manuel Mieles González el lunes, a  las 10:45 de la mañana, en la oficina 301 del  edificio Banco del Estado, en el Centro de la ciudad.
La madre dice que su hijo no tenía amenazas ni enemigos. Sin embargo, la Policía investiga si el crimen estaría relacionado con una presunta amenaza que el joven, de 22 años, habría recibido en Facebook. Se conoció que testigos del crimen dicen que supuestamente, el sicario llegó preguntando por Manuel Mieles y no por su jefe Marcelo Jiménez. Cuando Mieles González, que estaba frente a un computador, volteó el sicario le disparó en ocho oportunidades.
“¿Qué Pasó?”, fue lo único que alcanzó a decir el joven con su último aliento y murió.
El asesino, que se fue del Banco del Estado con la misma facilidad con la que entró, sigue libre. Se supo que la empresa Alianza y Gestión Legal S.A.S, para la que trabajaba Mieles González, no tiene procesos de restitución de tierra, sino que asesora a agencias de bienes raíces y cobros jurídicos. Nadie tiene certeza de las razones por las cuales el sicario le disparó en ocho oportunidades al joven, estudiante de Derecho de la Universidad de Cartagena.
Lo cierto, es que Manuel Mieles era un brillante alumno, que asesoraba a un magistrado del Tribual Administrativo de Bolívar, donde hizo su judicatura.
Quienes lo conocieron le auguraban un promisorio futuro, que le fue arrebatado por su homicida.
“Mi hijo era un soñador”
Rosa Amelia González, cuenta que su hijo soñaba con graduarse de abogado y empezar una especialización en derecho administrativo.
“Mi hijo era un soñador. Quería tantas cosas y todas las conseguía porque era muy inteligente. Soñaba con construirme un apartamento . Era un niño feliz y con tanta vida por delante”, dice Rosa González.
La madre asegura que el lunes, su hijo se levantó a las 6 de la mañana, se bañó y arregló para irse a trabajar en la empresa Alianza y Gestión Legal S.A.S, en el tercer piso del edificio Banco del Estado. “Me dijo que le diera plata para los buses, se despidió con un beso y salió de la casa”, dice la madre.
Solo pasaron cuatro horas, cuando Rosa González recibió la trágica noticia.
“Yo estaba en la casa cuando llegó un vecino y me dijo que llamara a Manuel, que algo había pasado en el Centro. Yo lo llamé pero no me contestó, después insistí y me respondió un policía, que me dijo que mi hijo estaba muerto”, dice la madre.
Desde ese momento todo es desconsuelo y confusión.