Masacre en El Salado fue anunciada y nadie hizo nada

La masacre en El Salado, área rural de El Carmen de Bolívar, fue anunciada dos meses antes por las Auc y pese a ello “nadie hizo nada”. Esa fue la principal conclusión que esgrimió la fiscal 11, Yolanda Gómez, durante el tercer día de diligencia de imputación de ese hecho al desmovilizado Uber Banquez Martínez, alias “Juancho Di-que”. La masacre ocurrió entre el 16 y 21 de febrero del 2000 y en ella murieron 62 personas. Tras contar como se fraguó la “operación” por parte de las Auc en la finca “El Avión” (San Ángel, Magdalena), la fiscal relató la forma cómo asesinaron a las víctimas. Un helicóptero artillado de las Auc disparó en la noche del 17 de febrero destruyendo varias casas. “Llegaron pateando las puertas, obligando a los pobladores a ir al parque. Los acusaron de ser guerrilleros y los ultrajaron”, cuenta la fiscal. Marco José Caro y Roberto Madrid se escondieron en una casa vecina, y como se negaron a salir, fueron acribillados. Dora Torres, quien abrió la puerta de su casa, fue asesinada y posteriormente rematada dentro de su vivienda. Rogelio Ramos, Víctor Arias y Wilfrido Barrios, trata-ron de huir al monte y fueron alcanzados por los anillos de seguridad que montaron los paramilitares, quienes los asesinaron. A la casa de Alejandro Alvis ingresó un para conocido como “El Mono”, a quien hirió con un machete. Lo mataron a tiros. “Tomaron los instrumen-tos musicales de la Casa de la Cultura y en franca ofensa de lo que sucedía tocaban música para expresar esa dominación a través de la fuerza. La mayoría de las casas fueron quemadas, saqueadas, dañaban todo, el ganado y las aves de corral fueron sustraídas”, añadió la fiscal. A Eduardo Novoa Alvis le cortaron una oreja, le cubrieron su cabeza con una bolsa y lo torturaron. “Miren para que aprendan, así que empiecen a hablar”, decían los paras. Ordenaban que sus víctimas se enumeraran y posteriormente rifaban el turno de morir. A una persona la ataron con cabuyas por los dos extremos y dos paras jalaron hasta estrangularlo. Escuadrones enteros per-manecieron en El Salado por 4 días, les ordenaron a los sobrevivientes que no lloraran, que no enterraran a los cuerpos y los obligaron a que les cocinaran. Sólo el 21 de febrero llegó el batallón de Contraguerrilla 35 adscrito a la I Brigada de Infantería de Marina. Capturaron a 19 paramilitares.