Mató a su cuñado por la espalda

El balazo fue a traición y se lo propinó su cuñado. Teófilo De La Cruz Narváez jugaba con sus tres hijos, de 5, 2 y un año, en la terraza de su casa en el barrio Nuevo Horizonte, en Caracas (Venezuela), cuando se le acercó por la espalda Andy Blanco Bastista y le disparó en la nuca con un revólver que llevaba oculto en su pantalón.
De La Cruz Narváez no tuvo tiempo de reaccionar. Tampoco vio la cara de su asesino. La bala le causó la muerte en el acto.
Su cuñado huyó del lugar dejando atrás a su hermana Liliana Blanco Batista sumida en llanto, sobre el cuerpo sin vida de su marido.
“Mi hermano llegó a la casa, me saludó y habló conmigo unos minutos. Después salió a la terraza. No pasó mucho tiempo cuando escuché el disparo y corrí a ver qué había pasado. Encontré a mis hijos llorando y a Teo tirado en el piso, lleno de sangre. A mi hermano lo vi caminando de lo más tranquilo. Intenté ayudar a mi marido, pero ya estaba muerto”, dice Liliana Blanco Batista, esposa de la víctima.
El crimen ocurrió el sábado pasado a las 8:30 de la noche, y es el final, según Liliana Blanco, de un problema que empezó hace dos años entre sus hermanos y Teófilo De La Cruz.
Viejo problema
Los problemas entre Teófilo De La Cruz y la familia de su mujer comenzaron hace dos años.
Liliana Blanco cuenta que en Cartagena su marido tuvo una discusión con uno de sus hermanos, y en medio de la disputa De La Cruz le lanzó a su cuñado un pedazo de teja, ocasionándole una herida en el brazo derecho.
La mujer dice que cuando ocurrió el problema, ella vivía en Venezuela.
“Estando en Caracas me enteré de lo que pasó, pero allá agrandaron más el problema de lo que en realidad era y dijeron que Teo intentó matar a mi hermano. Cuando Andy escuchó eso dijo que su sangre no se derramaba en vano y se vino para Cartagena a buscar a mi marido para matarlo; pero antes de que él llegara, Teo ya estaba en camino a Caracas y él no lo pudo encontrar”, relata Liliana Blanco.
La mujer añade que estando en Venezuela su hermano y su marido tuvieron discusiones, pero nunca pasaron a mayores.
“Nosotros hablábamos y él me visitaba, pero yo intentaba mantenerlo al margen por los problemas que había con Teo. Además, él juró que iba a matar a mi marido y yo temía que cumpliera la amenaza, lo que finalmente hizo el sábado”, dice Blanco Batista.
 Dolor y venganza
En la casa de los familiares de De La Cruz, en la Calle Victoria del sector El Hoyo, en el barrio La Esperanza, se respira dolor y deseos de venganza.
Allí, junto al féretro con los restos de Teófilo De La Curz, sus allegados dicen que Andy Blanco tiene que pagar por lo que hizo.
Aunque se trata de su hermano, Liliana Blanco expresa que no descansará hasta ver al homicida de su marido pagando por el crimen.
“Por su culpa mis hijos van a crecer sin su padre. Lo que más me duele no es sólo que lo haya matado delante de ellos; es escuchar a mi hijo de 5 años pidiéndome una pistola para matar a su tío porque él mató a su papá. Yo voy a regresar a Venezuela porque lo voy a encontrar para que me pague tanto dolor que me ha causado. Mi propio hermano me destruyó la vida”, dice Liliana Blanco.
 Buscando mejor futuro
Pensando que en Venezuela encontraría la felicidad y estabilidad que no tenía en Cartagena, Liliana Blanco empacó maletas y se fue para Caracas.
Una semana después Teófilo De La Cruz emprendió el mismo viaje para estar con su familia.
La suerte parecía sonreírles. Ambos consiguieron trabajo y las cosas marchaban bien.
“Teo trabajaba como albañil y yo en lo que saliera. Al poco tiempo reunimos para comprar un ranchito y nos iba bien. Con lo que trabajábamos estábamos felices”, asegura Liliana Blanco.
La pareja estaba reuniendo el dinero para visitar a sus familiares en diciembre, pero la muerte les adelantó el viaje.