Sucesos


Mató a vecino porque le lanzó un trago de ron

EL UNIVERSAL

03 de mayo de 2010 12:01 AM

“Es un miserable asesinato”. En opinión de sus familiares, amigos y vecinos, el motivo que llevó a “El Niño” a matar a “El Chino” es absurdo. A Omar Augusto Romero Castilla, de 28 años, lo habría acuchillado en la espalda su compañero de labores y vecino en una pelea que se originó porque uno de ellos le lanzó un trago de ron al otro al ser golpeado en el rostro. Romero Castilla trabajaba como ayudante de bus. Cuando su patrón descansaba, se dedicaba a vender dulces en los alrededores de la Terminal de Transportes. El sábado se desocupó poco después de las 2 de la tarde. Camino a su casa, en el sector La Islita, en El Pozón, se encontró con varios amigos, entre ellos “El Niño”. Entre todos pusieron dinero y compraron una botella de ron. Se la tomaron cerca de La Cordialidad, en la entrada a La Islita. A las 6:30 de la tarde, cuando el trago ya había hecho mella en algunos, comenzó la discusión entre “El Chino” y “El Niño”. Dicen los testigos que a este último fue el primero en subírsele los tragos a la cabeza. “De un momento increpó a ‘El Chino’ y le lanzó una cachetada. ‘El Chino’ le reclamó tirándolo un trago de ron. El amigo le respondió con una trompada y se fueron a los puños. “Nosotros no nos metimos porque pensamos que iban a seguir así, dándose puños. De pronto ‘El Niño’ sacó un cuchillo que tenía debajo de la camisa y se la metió a ‘El Chino’ en la espalda”, cuenta un vecino de la víctima y victimario. Castillo Romero fue llevado en moto a la Clínica Madre Bernarda. A las 6:55 p.m. ingresó a la sala de urgencias. Una hora más tarde fue trasladado a cirugía. A las 2 a.m., falleció. “El Niño”, aseguran allegados de la víctima, reside en La Islita. La Policía lo buscó en su casa, pero ya había escapado. En El Pozón dicen que lo vieron, ayer en la mañana, en el sector Los Tamarindos. La abuela de Romero Castilla, quien reside en Nuevo Paraíso, manifiesta que su nieto vivía alquilado en El Pozón para estar cerca de sus sitios de labores. Cada dos días, agrega, iba a la casa de ella buscar ropa limpia o a la vivienda de su mamá, en el barrio España. Para ellas, la trágica desaparición de Omar Augusto también fue un “miserable asesinato”.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS