Muere en pelea de pandillas

A Geovanni Murillo Gómez su bisabuela Juana Meneses le suplicó de todas las maneras posibles que se alejara de las peleas de pandillas.
La mujer, de 84 años, dice que le pedía a Dios para que el joven la escuchara, pero las oraciones no lograron que  el menor, de 17 años, se alejara de los problemas.
Al parecer, tampoco le importó que el lunes pasado una decena de integrantes de la pandilla “Los Campamenteros”, de Olaya,  llegaran a su casa  en el barrio 13 de Junio, para amenazarlo de muerte, al señalarlo como miembro de “Las Marmotas”.
Nada de eso impidió que el miércoles a mediodía Geovanni Murillo saliera de su casa rumbo al sector Las Marmotas, en Olaya, para visitar a sus amigos.
“Yo le pedí que no saliera, que mejor se quedara en la casa, pero me dijo que no se iba a demorar y que no me preocupara, que nada le iba a pasar. Quedé muy preocupada, sentía que me lo podían matar”, dice Juana Meneses.
 Pelea y muerte
Con las primeras gotas de lluvia comenzó el enfrentamiento entre los pandilleros de “Las Marmotas” y “Los Campamenteros”.
Los jóvenes peleaban en la Calle Santa Clara, que es  la frontera entre las dos pandillas, y el lugar para sus batallas campales.
Dicen que el enfrentamiento comenzó con piedras que ‘llovían’ en todas las direcciones, y rápidamente se escucharon las detonaciones de changones.
Al ver que la lluvia arreciaba, Geovanni Murrillo Cassiani presintió que su hijo podía estar en peligro y cruzó la Avenida Pedro Romero para llegar hasta el Sector Central.
Pero el padre llegó demasiado tarde.  Los amigos de su hijo traían en hombros su cuerpo.
“Geovanni ni siquiera pregunto qué había pasado. Él sólo agarró a su hijo y lo montó en una moto para llevarlo a la Clínica Madre Bernarda”, dice una allegada al joven.
Pero el disparo de changón que recibió en la espalda fue mortal.
El joven falleció antes de llegar al centro asistencial.
Su familia no sabe quién disparó, y aunque supuestamente sus amigos quieren venganza, su padre dice que no quiere que corra más sangre.
“Vinieron armados a la casa y dijeron que estaban listos para vengarse. Nosotros dijimos que no, eso no le devuelve la vida a Geovanni”, dice Juana Meneses.
Sobre el joven se conoció que llegó hasta quinto de primaria y no quiso volver al colegio. Dicen sus allegados que se pasaba el día en el sector Las Marmotas, y regresaba a su casa a dormir.
Algunas veces le ayudaba a su papá Geovanni Murrillo en trabajos de albañilería.
“Un día se aburrió del colegio y dijo que no volvía. Se pasaba el día en la calle. Hasta los vecinos le decían que no se fuera para Olaya y evitara problemas, pero ese niño no escuchó a nadie”, dice una allegada.
El cuerpo del joven es velado en su casa en la Calle Sevilla 1, del 13 de Junio. Su sepelio es hoy.
Le disparó un amigo: Policía
Según versión entregada por la Policía, fue un miembro de la pandilla “Las Marmotas” quien mato accidentalmente a Giovanni Murillo al intentar balear a uno de sus oponentes.
Testigos dijeron que sólo los miembros de esa pandilla estaban armados con changones.
Además, el hecho de que no hubiese enfrentamientos durante la noche del miércoles y la mañana de ayer en el sector, le hace pensar a la Policía que el testigo tenía razón.
“Siempre que ocurre esto, los del otro bando salen a vengarse. Eso no ocurrió porque lo mató un miembro de la misma pandilla”, dice un vocero de la Policía.