Muertes, rabia y dolor

“¿Quién le pegó a la mamá? “¿Por qué tanto castigo”? Se preguntan en Colombiatón y Flor del Campo. En los menos de tres años que llevan en esos sectores, sus habitantes dicen estar viviendo de tragedia en tragedia. Primero fue una mujer que murió arrollada por una volqueta antes que le entregaran su casa. Posteriormente, en año y medio, tres asesinatos cobraron la vida de dos jóvenes y de un líder comunal. Como si fuera poco, la naturaleza también se fue contra ellos y a principios de esta semana un vendaval dejó sin techo a más de 30 familias. Hoy, el dolor y el luto se viven por igual en dos hogares de Flor del Campo y Colombiatón. En el primer barrio son velados los restos de Luisa Fernanda Blanco Ruiz, la niña de 11 años que fue arrollada por una buseta de la empresa Cootransurb cuando iba en bicicleta con una amiga hacia su casa. Esta última resultó gravemente herida y sigue en estado de coma en la Clínica Madre Bernarda. Del otro sector muchos saldrán a darle el último adiós a John Alberto Blanco Torres, el estudiante de 17 años que recibió una bala perdida durante los disturbios que se originaron por ese accidente. La rabia se siente en cualquier esquina de Flor del Campo y Colombiatón. Todos culpan al conductor de la buseta de la muerte de la menor por ir a alta velocidad y a la Policía por excederse para reprimir a quienes atacaban ese vehículo y pretendían cobrar justicia por sus manos. Para aclarar los hechos, la Policía se reunió ayer en la mañana con la comunidad y con la presencia de un Juez Penal Militar, de representantes de la Oficina de Disciplina de esa institución y de la Oficina de Atención al Ciudadano, recepcionaron las denuncias, quejas y versiones de quienes son testigos de lo que se vivió a partir de las 9:50 de la noche del jueves en Colombiatón. El general Ricardo Restrepo Londoño, comandante de la Policía en Cartagena, dice que ese el primer paso para establecer con claridad quién disparó el proyectil que mató a John Blanco Torres e hirió a su vecino, Luis Guerrero Laguna, de 19 años y de ocupación albañil. En bicicleta prestada Luisa Fernanda residía hace 2 años con sus padres, Ana y Luis, y sus cuatro hermanos, en Flor del Campo. Llegaron a ese barrio procedente de Nelson Mandela. La niña cursaba sexto grado en el Megacolegio Clemente Manuel Zabala. El jueves, a las 7:20 de la noche, Luisa salió a buscar un cuaderno que le iba a prestar una compañera que vive en Colombiatón. En la puerta de su casa estaba un vigilante amigo suyo y para hacer más rápido el viaje le pidió prestada una bicicleta tipo “todo-terreno”. En el camino recogió a Angie Correa Hernández, de 12 años, y juntas fueron a buscar el cuaderno. En casa de la otra estudiante se quedaron hasta las 9:45 p.m., aproximadamente. A esa hora comenzó la tragedia. Luisa manejaba la bicicleta. Iba a tomar la misma ruta para regresar: llegar a la vía principal de Colombiatón por la calle donde está el colegio Gustavo Pulecio Gómez para luego subir hacia Flor del Campo. Cuando cruzaban la esquina apareció la buseta, de placas UA0-478. Luis Javier Salas Iriarte ya había terminado el último viaje y regresaba a la nevada de Cootransurb para guardar el vehículo. Todos, incluso la Policía, dicen que iba muy duro con dirección hacia la vía de La Cordialidad. Quizás por eso, reconocen los testigos, no pudo evitar embestir y arrastrar a las menores pese a que frenó con metros de anticipación. Los padres de la niña veían televisión en su casa cuando otros de sus hijos les avisaron del accidente. Luis Miguel Blanco corrió al sitio de los hechos y con la ayuda de policías que prestaban seguridad en ese sector trasladaron a las niñas en una patrulla a las clínicas más cercanas. Luisa Fernanda murió al llegar a la Clínica Madre Bernarda. Angie Correa también sufrió golpes severos y es atendida en la Clínica Laura Carolina. Sus familiares dicen que su estado es delicado y permanece inconsciente. La reacción de la gente no se hizo esperar... Disparos y sangre En el colegio Gustavo Pulecio había muchos policías e infantes de Marina a esa hora. Hacían parte de la avanzada de seguridad por la anunciada visita a ese sector del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, con motivo de la inauguración de esa escuela. De no ser así, la suerte del conductor hubiese sido otra. Y fue precisamente lo que hicie-ron las autoridades lo que exaltó a la multitud que intentaba cobrar venganza. La comunidad atacó con piedras y palos la buseta. La Policía intervino y como pudo salvó al chofer de la turba. Primero lo trasladaron al colegio y luego lo sacaron del barrio con ayuda de los militares. La comunidad siguió destruyendo la buseta. Todos los vidrios los rompieron y trataron de llevársela a otro lugar para incinerarla. Fue en eso cuando se escucharon los primeros disparos. La gente dice que estaba armada, pero de piedras y palos. Aseguran que los gases lacrimógenos y las balas los hicieron retroceder. Para ellos, los huecos en las paredes de las casas y las ventanas destruidas hablan de lo que no fue un procedimiento policial. El estudiante de décimo grado John Alberto Blanco Torres hablaba con sus amigos cerca de su casa. Al escuchar la algarabía se levantó y fue a observar. Doblaba por la esquina cuando un balazo en el cuello lo tumbó. Se puso en pie nuevamente y llegó hasta una casa. Se sentó en una silla y allí se desplomó. Su familia quiso salvarlo llevándolo a la Clínica Madre Bernarda, pero ya no había opción. Muy cerca estaba Luis Guerrero. El albañil había salido en busca de su hermano. Al no encontrarlo, intentó regresar, pero un proyectil le atravesó la espalda y la afectó un pulmón. Ayer en la tarde lo operaron en el Hospital Universitario del Caribe. Lo ocurrido con John y Luis alteró más los ánimos en Colombiatón. La Policía debió reforzar la zona con hombres del ESMAD y la Infantería también mandó más apoyo. A las 12:30 de la madrugada de ayer, según los propios residentes del sector, la situación se calmó, pero la tensión continúa...