Muertes y disturbios

Tenía 21 años, pero un prontuario delictivo más extenso que su edad. Luis Fernando Martínez Lemus, alias ‘el Lento’, fue muerto por la Policía luego de asesinar por equivocación a una mujer en La Candelaria y de protagonizar una fuga de película de seis horas que incluyó enfrentamientos entre la comunidad y la fuerza pública en el sector El Pueblito, en Boston. Martínez Lemus cayó en el patio de una vivienda que utilizaba como escondite, frente al canal Amador y Cortés, a unos 150 metros de la Vía Perimetral. La Policía le dio de baja a las 8 de la mañana. A esa misma hora, su última víctima, Dennis Rodríguez Fernández, de 30 años, dejó de existir en la urgencias del Hospital Universitario del Caribe. ‘El Lento’ le dio un balazo a Dennis en la frente mientras se enfrentaba a otro delincuente residente en La Candelaria, en la calle 10 de Mayo. El hecho ocurrió entre las 2 y 2:30 de la madrugada de ayer. Sus familiares dicen que la mujer, madre de una niña de 11 años, recogía en esos momentos unas sillas para acostarse. Dennis pasó la noche del sábado y parte de la madrugada del domingo departiendo con allegados y amigos en la terraza de su casa. Enfrente se realizó una fiesta. Dicen que estaba agachada cuando quedó en medio del fuego cruzado entre ‘el Lento’ y su enemigo. En La Candelaria dicen que Luis Fernando Lemus era pandillero y llegó a ese sector con sus compinches a provocar a sus rivales por una incursión que estos le hicieron a su barrio a mitad de la semana. La Policía asegura que el enfrentamiento entre ‘el Lento’ y el otro individuo que no ha sido identificado se dio por ajuste de cuentas de bandas de delincuentes dedicadas al fleteo. “Ya el tipo ese se iba, pero del canal salió el otro individuo y le disparó. ‘el Lento’ se regresó y comenzó a disparar. El primer proyectil le dio en la frente a Dennis. El segundo hirió a un acompañante de ella en el brazo”, cuentan sus familiares. Drama en hospital El asesino huyó hacia Boston. A Dennis la llevaron en taxi al Universitario. Los médicos aseguran que llegó con muerte cerebral. La paciente, sin embargo, no pudo recibir una mejor atención porque no había una cama disponible en la Unidad de Cuidados Intensivos. A las 8 de la mañana falleció. La noticia hizo que sus familiares desataran su ira contra los vidrios de la oficina del Centro Regulador de Urgencias –Crue-. “La joven fue llevada en la madrugada y presentaba una herida de bala en el cráneo. El Centro Regulador de Urgencias se puso a la tarea de conseguir cama en una Unidad de Cuidados Intensivos, pero no fue posible”, dice Wilman Herrera, gerente del HUC. La calma retornó a los allegados de la víctima cuando la misma Policía les confirmó que el presunto asesino murió en un enfrentamiento. Persecución, balas y miedo ‘El Lento’ duró más de cinco horas huyendo de la Policía. Ya los testigos lo tenían identificado. Los investigadores de la Sijín no necesitaban más información de él. Estaba claro que era el mismo individuo implicado en otros dos asesinatos y que era hermano de un individuo que hace unos meses quedó parapléjico en un tiroteo con las autoridades en La Candelaria. Al amanecer, la Policía llegó en masa a El Pueblito, al final de Boston. Motos, patrullas y el escuadrón antisicariato recorrieron calle por calle en busca del principal sospechoso. A las 7:30 de la mañana, una voz anónima se comunicó con el C.A.D –Centro Automático de Despacho- y aseguró que ‘el Lento’ permanecía escondido en una casa de tablas sin ventanas y pintada de rosado. La Policía rodeó el inmueble. Desde adentro hubo tiros. Los uniformados respondieron. Un primer balazo dejó malherido a ‘el Lento’ en la sala. Intentó huir por el patio, pero otro proyectil lo tumbó. La muerte del delincuente originó alteraciones de la comunidad. Muchos reprocharon el exceso de fuerza de la autoridad y se cruzaron en un puente del canal Amador y Cortés para evitar que sacaran el cuerpo de ‘el Lento’. La Policía trató de disipar a la gente, pero en respuesta les lanzaron piedras, palos y hasta botellas. Gases lacrimógenos hicieron retroceder a la turba. Las piedras no cesaron. Muchas de ellas cambiaron de dirección y fueron a dar a la camioneta de Q’hubo, cuyos periodistas cubrían la información del hecho. Las esquirlas de vidrio afectaron en un ojo al conductor de ese vehículo y en el rostro y brazos a la redactora de deportes que esperaba a sus compañeros. Los refuerzos de la Policía y la llegada del CTI de la Fiscalía impidieron que los disturbios aumentaran. La camioneta de los periodistas logró salir del sitio de los hechos y sus ocupantes pudieron ser atendidos en una clínica. El cuerpo de ‘el Lento’ fue retirado del lugar a 10:30 de la mañana. Sólo tres personas, dos hombres y una mujer, lo lloraron.