Niño con trastorno salva a su madre durante accidente de tránsito

Por cosas inexplicables, siempre, o casi siempre, detrás de una tragedia hay una historia de vida que aparece mandada como por la Divina Providencia para llenar un poco el vacío que dejan las pérdidas de vidas humanas.
Eso ocurrió durante el accidente del bus de Torcoroma y un camión el pasado domingo, en la carretera Troncal de Occidente, en cercanías a Carreto, jurisdicción de San Juan Nepomuceno.
En esa tragedia hubo siete personas muertas y 23 heridas, algunas de las cuales aún siguen luchando por su vida o sufriendo por los golpes recibidos o llorando sus miembros mutilados.
Por eso no deja de ser reconfortante la historia protagonizada por un niño con trastorno cognitivo que es la estrella de la historia detrás de la tragedia.

LA HISTORIA TRAS LA TRAGEDIA
Claudia Patricia Torres Támara y su hijo Farid Leonardo Chamorro se embarcaron el domingo 22 de abril en Maicao, La Guajira, rumbo a Sincelejo.
Farid, de 12 años, tiene un trastorno que le ocasiona retraso en el habla y problema de movilidad en uno de sus brazos. A su cerebro le falta oxígeno, según comenta su mamá.
Ambos iban para la capital de Sucre a diligencias judiciales que tienen que ver con una demanda por la desaparición del padre del niño en el Carmen de Bolívar hace casi 12 años. Por eso hoy para el Estado, Farid es una víctima.
Según cuenta la madre del niño, éste iba feliz porque sabía que “iba a recibir platica”. Dice que iban hablando cuando el bus se estrelló con el camión.
“Cuando abrí los ojos, escuché muchos gritos. Yo tenía encima de mí a tres personas muertas y el brazo de alguien que lo había perdido. No podía respirar y comencé a llamar y a gritar a Farid. Como pude, alcancé a verlo entre una silla y latones del bus. No sé cómo, pero logró salir y yo le gritaba que se fuera, que se salvara, pero él me gritaba que no me iba a dejar sola. ‘Yo no te dejo aquí’, me decía.
“Como yo estaba al lado de la ventanilla, mi hijo tocó duro la ventana y con algo rompió el vidrio. No le importó que se cortara y comenzó a quitarme a los muertos de encima, jaló duro la silla que me tenía aprisionada duro, me agarró aún más duro por los brazos y me sacó.
“Me llevó a un lado de la vía y allí perdí el conocimiento otra vez. Después me enteré que él se metió otra vez al bus a buscar la carpeta donde llevábamos los papeles de la diligencia judicial que íbamos a realizar en Sincelejo. También andaba buscando la maleta que llevábamos.
“Los papeles se perdieron en su mayoría, pero él logró rescatar la carpeta con algunos papeles que estaban sucio de sangre”.
Ambos fueron trasladados al hospital de San Juan, donde fueron atendidos y más tarde ayudados por familiares que viajaron de Sincelejo, y quienes, con la remisión, internaron a Claudia en la clínica Las Peñita, donde estuvo hospitalizada hasta el mediodía de este martes cuando fue dada de alta.
Dice que no sabe cómo calificar la actitud de su hijo, al que en ningún momento vio nervioso, pero de lo que está segura es que después de ver las fotos que se han publicado del accidente sabe que están vivos por milagro de Dios.
“Solo me decía que tenía mareo”.

IBA RÁPIDO
Cuenta que el conductor del bus, que salió de Maicao, pasó con Barranquilla y recogió algunos pasajeros, pero además de eso venía deteniéndose por el camino.
“Un señor de San Juan, bien presentado, le dijo que por qué tenía que venir recogiendo pasajeros por todo el camino, sabiendo el peligro que eso implica, y el conductor lo que le dijo fue que la cosa estaba muy dura y él tenía que hacer la tarifa.
“Otra señora le dijo que tuviera cuidado porque venía muy duro. Según comentarios, el conductor tenía que estar ese día en Montelíbano, Córdoba.
“Hoy solo me resta dar gracias a Dios por habernos permitido vivir a mi hijo y a mí, porque hemos podido morir allí mismo”.

EL ACCIDENTE
El accidente de tránsito se registró el domingo 22 de abril, pasada la una de la tarde, a unos dos kilómetros de la Ye de Carreto, jurisdicción de San Juan Nepomuceno.