Niño se ahogó en una piscina

Un dolor indescriptible siente Gilfredo Ramírez por perder a su único hijo.
El hombre se aferraba con fuerza al cuerpo de su pequeño Javier David Ramírez Ávila, de 4 años, quien se ahogó ayer en una piscina en la Finca Villa Merce, en el sector Puente Honda, del municipio de Turbaco.
El padre no quería que nadie tocara a su hijo, y fue él mismo quien lo llevó en sus brazos hasta Medicina Legal, en una patrulla de la Policía.
No quería soltarlo, al contrario lo arrullaba con la ternura de un profundo amor, y le hablaba como si el niño estuviera con vida.
Cuando los policías le decían que tenía que entregar el cuerpo del niño, lo abrazaba con más fuerza y decía que su niño se iba con él.
Sólo cuando el dueño de la finca le explicó las consecuencias legales que le acarrearía llevarse a su hijo, Gilfredo Ramírez accedió a dejar a su pequeño en ese lugar, no sin antes besarlo en la frente y decirle “todo va a estar bien papito, yo te voy a esperar”.
Pacientemente, Gilfredo Ramírez esperó ocho horas en la puerta de Medicina Legal hasta que le entregaron el cuerpo de su pequeño hijo.
En medio de su dolor, le pedía fuerzas a Dios para soportar tanto sufrimiento.
Gilfredo Ramírez, según lo dicho por las autoridades, lleva más de cinco años laborando en la finca donde perdió la vida su hijo.
Se descuidaron   
La tragedia de la familia Ramírez ocurrió a las 7 de la mañana de ayer.  
A esa hora Javier David Ramírez estaba listo para que lo llevaran al colegio, pero como se estaban demorando, se fue hacia los alrededores de la piscina para jugar con los perros de la finca.
Gilfredo Ramírez contó a las autoridades que vio a su hijo jugando con los animales, y apartó la vista del menor por unos minutos. Cuando regresó a buscarlo, lo encontró en el fondo de la piscina.El angustiado padre se lanzó al agua y rescató a su hijo.
De inmediato lo trasladaron en un carro al Hospital Local de Turbaco, pero según el parte médico, llegó sin signos vitales. Sobre cómo ocurrieron los hechos, los familiares presumen que el menor perdió el equilibrio y cayó a la piscina cuando jugaba con los perros. No había nadie cerca del niño, y se percataron de lo ocurrido demasiado tarde.
Familiares del niño dicen que era costumbre que él jugara por los alrededores de la piscina, y sabía que no podía meterse en ella.
“Él nació en la finca y jugaba siempre cerca de la piscina. Nunca había ocurrido un accidente, por eso pensamos que a lo mejor al jugar con los perros perdió el equilibrio y cayó al agua. Es una lástima que pasen cosas como ésta”, dice el patrón de Gilberto Ramírez.
El cuerpo del menor será trasladado hoy a Sincelejo, de donde son oriundos sus padres.