No fue rumor, Deivis y José murieron a manos de sicarios

El rumor fue creciendo a medida que transcurría el día. Deivis Eduardo Ortiz Torres lo escuchó el domingo en la mañana, mientras ingería licor con su mujer y amigos, pero no le prestó atención, ni siquiera cuando un conocido le aseguró que se cuidara, porque lo iban a matar. Ortiz Torres, de 26 años y apodado “Pupis” por sus vecinos y familiares en el sector San Bernardo de Asís, en La María, siguió en su parranda como si no le hubieran dicho nada. “El le comentó a su mujer que ya estaba quieto, que no había hecho nada malo, así que no tenía porque temer”, cuenta una prima. Deivis comenzó a tomar el sábado en la noche, bailó con su mujer, su suegra y hasta con su mamá. El domingo durmió unas cuantas horas. En la tarde la juerga parecía no tener fin. Al caer la noche, la mayoría de sus amigos lo abandonaron. Quedó sólo con su mujer, un cuñado de ella, de nombre Luis Gregorio Peñate Payares; y el mejor de sus compañero de andanzas, José Luis Muñoz Reales. Eran las 7 p.m. Los tres dialogaban frente a la casa de “Pupis” cuando el sicario apareció entre el monte y por la espalda le disparó siete veces a Deivis Ortiz. Cuenta su mujer, Karina, que en esos momentos él tenía en sus manos un plato de sopa que le llevó un sobrino suyo de 2 años. Ortiz Torres murió en el acto, dentro de un pedazo de tierra cercado por ladrillos. Muñoz Reales intentó correr al escuchar los disparos, pero dos proyectiles lo alcanzaron. Uno, en la pierna izquierda, lo tumbó. El otro le dio en el pecho, cerca del corazón, y le provocó su deceso antes de ser trasladado al CAP de La Esperanza. A Peñate Payares, de 23 años, no le dispararon, pero en su desespero trató de perseguir al asesino, éste se devolvió y le disparó a una pierna. El joven aún permanece en una clínica particular. La calle donde ocurrió el crimen está en lo más alto de una colina que bordea a San Bernardo de Asís. La maleza, la oscuridad y el mal estado de las vías lo aprovechó el sicario para bajar rápidamente y montarse como parrillero a una moto. Familiares de Deivis afirman que quien le disparó es un hombre que llevaba puesta una bermuda, una camiseta blanca a rayas horizontales y una gorra. De su compinche se asegura que es un individuo conocido como “El Indio”, quien reside en La María. La Policía dice que no hay capturas, pese a la persecución que se extendió hasta la Vía Perimetral. “Con antecedentes” En San Bernardo de Asís aseguran que el atentado iba dirigido contra Deivis Ortiz Torres. La Policía también lo cree así. El general Ricardo Restrepo Londoño, comandante de la Policía, dice que detrás de su muerte podrían estar “pagadiarios” que habrían sido víctimas de atracos cometidos por “Deivis”, muchos de éstos en la Vía Perimetral. Según sus familiares, Deivis Ortiz vendía camisetas y cócteles en las playas de Bocagrande. Su mujer y otros allegados reconocen que hace años estuvo preso por hurto. “Pero de un tiempo para acá ya no andaba en nada de eso, sólo trabajaba”, agrega su prima. Hace año y medio, cuenta su compañera, Deivis fue herido en la pierna izquierda en medio de una discusión que sostuvo con un ex policía en La María por el pago de una cuenta de cervezas. Su mujer dice que a raíz de ese hecho él dejó de laborar como cargador de bultos para dedicarse a la venta ambulante. Aunque nació en San Francisco, se mudó hace tres años a San Bernardo, a un lote que le regaló su mamá. “Llegó a saludarlo” José Luis Muñoz Reales, de 25 años, también nació en San Francisco, pero hace unos 5 años se mudó con su familia a El Pozón. Pese a la lejanía, seguía siendo el amigo más cercano a Deivis. El domingo fue a visitarlo a San Bernardo de Asís. Tenía menos de 20 minutos de estar ahí cuando apareció el sicario. Sus familiares dicen que era ayudante de albañilería. La Policía, asegura, por su parte, que estuvo dos veces preso en la Cárcel de Ternera por porte ilegal de arma de fuego y hurto. Hace apenas seis meses recobró la libertad. En una de las veces que lo capturaron, lo sorprendieron en el sector 19 de Febrero, en El Pozón, con una escopeta de cañón recortado y un changón.