No hubo milagro

La búsqueda terminó, pero el dolor y el luto apenas comienzan para la familia de Eliécer Escorcia Pérez. Ayer, el cuerpo sin vida de este joven de 17 años de edad, fue rescatado por sus amigos en la Ciénaga de la Virgen, un día después de que se lanzó a un caño cercano a la Calle 7 del sector Fredonia en el barrio Olaya Herrera. Con el cadáver de su amigo en hombros, los jóvenes caminaron la calle principal de Fredonia en señal de duelo e indignación, ya que –dicen– ninguna autoridad colaboró con la búsqueda. Luego, en una patrulla de la Policía, lo llevaron hasta Medicina Legal. El vía crucis para la familia Escorcia Pérez comenzó el martes a las 11:30 de la mañana, cuando recibieron la noticia de que Eliécer desapareció luego de lanzarse con unos amigos a un caño, el cual estaba crecido por la fuerte lluvia que cayó en la ciudad. Darlys Pérez, madre del joven, fue la primera en salir a buscar a su hijo. Ella recuerda que le pidió a su “niño”, como le decía a Eliécer, que no saliera de la casa por temor de que se fuera a bañar en el caño. “No te preocupes que ya regreso”, fue lo último que dijo el menor a su madre y salió de su casa, en la Calle 7 de Fredonia. “Cuando me avisaron yo salí corriendo a buscar a mi hijo. Por más que lo busqué en la orilla de ese caño no pude encontrarlo”, dijo Darlys Pérez. La desesperación y la angustia se apoderaron de la madre quien sólo le pedía a Dios que el agua le devolviera al tercero de sus cuatro hijos. Pero las horas pasaban y el improvisado escuadrón de búsqueda, conformado por los amigos y vecinos del joven, no tenía noticias de Eliécer. Al caer la noche del martes, la oscuridad impidió continuar con la búsqueda. En casa de Darlys Pérez nadie durmió. La madre no perdía la esperanza de que en algún momento de la noche su hijo tocara la puerta de la casa y ella no quería que la encontrara durmiendo. “Yo estaba convencida de que él iba a regresar, mi corazón de madre me decía que mi hijo estaba vivo. sabía que un milagro podía ocurrir”, dijo Darlys. Al llegar el alba, Jorge Escorcia, padre de Eliécer, fue el primero en adentrarse en el caño a buscar a su hijo. Durante la mañana de ayer buscaron en todo el recorrido que hace el caño hasta llegar a la Ciénaga de la Virgen, pero no había noticias del joven. No hubo cansancio o hambre que sacara al padre del agua, pero al mediodía tuvo que regresar a su hogar para consolar a su familia. “Yo lo voy a encontrar”, le prometió a su esposa, y regresó al caño decidido a hallar a Eliécer. A las 2 horas Jorge regresó. Aunque no pronunció palabra alguna, su rostro reflejaba la noticia que traía. En ese momento la esperanza se convirtió en luto y la angustia en llanto. Juego peligroso Lanzarse a los caños cuando están desbordados se ha convertido en un juego para los jóvenes de algunos sectores de la ciudad. Los amigos de Eliécer dijeron que apenas se llenó de agua el caño de la Calle 7 de Fredonia, ellos salieron a bañarse. “Nos tirábamos desde la orilla y salíamos calles más abajo. Estabamos bien bañándonos, él se había tirado varias veces, pero la última se tiró y no volvió a salir. Lo empezamos a buscar, pero como no aparecía fuimos a avisarle a la familia”, dijo el amigo. El joven añade que es costumbre lanzarse al caño cada vez que llueve fuerte. “Siempre que llueve nos vamos para el caño a tirarnos. Nunca había sucedido nada malo hasta ayer (martes)”, dijo el amigo. Hincha del Real En noviembre Eliécer se convertiría en mayor de edad, y también se recibiría de bachiller. El menor soñaba con ir al Sena a estudiar inglés, y por eso estaba entre los más destacados estudiantes de grado 11 del Colegio Fe y Alegría del barrio Las Américas. Cuando no estaba estudiando, el joven se iba para el estadio a ver jugar a su equipo del alma: el Real Cartagena. Dice su padre que fue una afición que él cultivó en su hijo. No había fecha que no fuera al estadio a compartir con su equipo, aunque éste no estuviera en su mejor momento. “Siempre íbamos al estadio a verlo jugar. Esa era su afición. Mi hijo era un muchacho sano y estudioso. Era muy alegre y cariñoso, por eso todos salieron a buscarlo”, dijo el padre. RECUADRO Denuncia Los familiares del menor denunciaron que ninguna autoridad colaboró con el rescate del cuerpo de Eliécer Escorcia Pérez. “Nadie nos ayudó. Llamamos a los Bomberos y no vinieron a ayudarnos a buscar al ‘pelao’. Tampoco se presentaron los de Guardacostas. Si no es por nosotros mismos que no descansamos hasta encontrarlo, entonces se hubiera perdido y nunca lo hubiéramos hallado”, dijo un allegado al joven.