A policía cartagenero lo mató un compañero

“No es su muerte lo que más duele, es saber que fue otro policía quien lo asesinó”.
Eso expresa Claudia Anaya Sandoval, quien hoy despedirá para siempre a su hermano Jair Enrique Anaya Sandoval, un patrullero de la Policía, a quien un compañero le disparó con un fusil, por una supuesta rivalidad que existe entre costeños y cachacos al interior de esa institución.
 Anaya Sandoval falleció el martes en la Clínica Rey David de la ciudad de Cali, después de 56 días luchando para ganarle la batalla a la muerte.
El hecho que le costó la vida al uniformado, de 25 años, ocurrió el 23 de mayo pasado en un cerro del corregimiento de Cisneros, en Buenaventura.
“Todo comenzó por una rencilla que hay entre los costeños y los cachacos. Días antes que balearan a mi hermano, los dos grupos se insultaron por los radios de comunicaciones y se citaron para pelear en la subida de la montaña donde ellos estaban patrullando. Cuando el grupo de mi hermano estaba llegando, les dispararon. A Jair le dieron un balazo en el ombligo que le salió por la nalga. Los otros compañeros resultaron ilesos”, dice Claudia Anaya.
El patrullero herido fue evacuado de la zona en un helicóptero y lo trasladaron a la ciudad de Cali para que recibiera atención especializada.
Según los familiares de la víctima, quien disparó fue el patrullero Felipe Ocampo. Se conoció que éste fue destituido de la Policía y se encuentra detenido a la espera del juicio por el homicidio de su compañero.
No resistió
Claudia Anaya Sandoval no perdía la esperanza de que su hermano se recuperara. La mujer viajó a Cali cuando le avisaron lo ocurrido, y tuvo la oportunidad de hablar con él.
“Las primeras semanas estuvo consciente y nos contó lo que había pasado. Siempre me decía que no me preocupara que todo iba a salir bien. Nosotros al verlo tan tranquilo, pensamos que de verdad se sanaría, pero no fue así”, dice Anaya Sandoval.
Con el paso de los días, el estado de salud del patrullero se deterioraba. Los médicos eran optimistas, pero el uniformado no mostraba mejoría.
“El disparo que recibió le perforó el intestino grueso y le comprometió varios órganos. Las defensas se le bajaron y cualquier enfermedad se  le pegaba. Mi papá y su mujer estaban en la clínica el martes, a las 6 de la tarde cuando murió”, dice Claudia Anaya.
El cuerpo del uniformado fue trasladado ayer a la ciudad, y hoy será despedido en medio de honores.
Sueño truncado
Jair Anaya siempre soñó con convertirse en policía. En el seno de su familia encontró apoyo, y su madre Vilma Sandoval Bayona, hizo todo lo posible por cumplirle el sueño al quinto de sus seis hijos.
A punta de esfuerzo y prestando plata cuando no tenía, la madre pagó la carrera de su hijo.
La última vez que Vilma Sandoval lo vio,  fue el 18 de abril pasado, cuando vino a Cartagena a pasar 6 días con su familia.
“Mi mamá no lo vio durante el tiempo que estuvo hospitalizado porque él no quería que ella lo viera así, él estaba confiado en que se iba a recuperar para regresar a su lado”, dice Claudia Anaya.
 “Nosotros estábamos preparados para cualquier cosa porque sabemos los peligros que se corre en esa profesión, pero nunca para que lo mataran de esta manera”, finaliza la allegada.
El uniformado, quien tenía año y medio en la Policía, era padre de un hijo.