Sicarios matan a comerciante y pandilleros atacan sepelio

Los disparos se escucharon a la misma hora -4:30 p.m.- en la Avenida Pedro Romero y en el sector Simón Bolívar, en San Fernando. El miedo se apoderó por igual de lo asistentes a un sepelio y de quienes departían en las afueras de un establecimiento comercial. El saldo de ambos hechos no pudo ser peor: un muerto, dos heridos y los victimarios huyendo. Para los testigos, es difícil precisar cuál de esos casos fue el más grave: si el pánico que generaron dos pandillas al enfrentarse en pleno cortejo fúnebre o los 17 balazos que acabaron con la vida de un comerciante. Desde una moto Clientes y peatones se confundían en la entrada a un negocio de tienda y panadería en Simón Bolívar, cerca de la Ciudadela 2.000, cuando sonaron los disparos. La cantidad de balazos que se escucharon se corroboran con los 17 casquillos calibre 9 milímetros regados en la calle. Los testigos aseguran que dos hombres bajaron de una moto al ver a su víctima cerca de la puerta principal del negocio y enseguida le dispararon a quemarropa y sin mediar palabras. La identidad del difunto no había sido establecida anoche por la Policía porque sus allegados prefirieron encerrarse en la casa para evitar contactos con la multitud que se aglomeró frente al sitio de los hechos. Sepelio y balas El féretro con los restos de Luis Miguel Julio era llevado en hombros por sus amigos de La Esperanza al Cementerio de Olaya Herrera cuando los disparos disolvieron el cortejo fúnebre. Pandilleros de La Candelaria y de Boston se cruzaron en la Avenida Pedro Romero y obligaron a la muchedumbre detenerse. Varios de esos individuos se internaron entre los dolientes y a uno de ellos le robaron una cadena de plata. El afectado trató de reaccionar, pero en respuesta recibió un balazo en el pómulo derecho. El disparo originó un enfrentamiento que creó caos y pánico en la Pedro Romero, entre La Candelaria y Olaya Herrera. Fueron tal los desmanes que la Policía debió cerrar la vía para impedir el tráfico vehicular y peatonal. Los disparos que no tenían dirección cobraron su segunda víctima en las afueras de una tienda. Un menor que compraba una gaseosa resultó herido en una pierna con perdigones de un changón (arma de fabricación casera). Casi dos horas después, Luis Miguel pudo ser llevado a su última morada. Lo que no pudieron establecer las autoridades es si el ataque contra el cortejo fúnebre fue en venganza hacia los familiares del joven, quien fa-lleció hace dos días tras ser baleado cerca de su casa, o un acto de vandalismo.