Tragedia en la Vía del Mar

“Gracias Dios. Tú todo lo sabes y todo lo puedes. Las cosas se dan solo cuando estamos listos para que se den. Gracias por esta nueva etapa de mi vida y poder adquirir experiencia en mi profesión”.
Esa fue la última frase que Harold Ospina Cáceres escribió el 19 de julio en el muro de su Facebook, tal vez vaticinando la tragedia que se le venía.
Con apenas 23 años, el joven ya era ingeniero de sistemas y administrador público. Vivía en Santa Marta y tenía un negocio de venta de medicamentos naturales con el que le empezaba a ir bien económicamente, y con el que desarrollaba los conocimientos que aprendió en la academia.
Pero toda esa buena suerte se fue ayer de un solo golpe. A las 2 de la tarde, el destino le jugó una mala pasada y la muerte lo agarró en plena carretera.
Salió de Santa Marta con dirección a Cartagena, rumbo a un congreso de productos naturales, que se inauguraba ayer en el Hotel Las Américas. Iba de pasajero en el puesto derecho de atrás de la camioneta que manejaba Andrea Salazar, de 26 años, y en la que también iba de pasajero Jorge Ospina, su papá, de 57.
Al pasar por el kilómetro 58 de la Vía del Mar, a la altura del municipio Juan De Acosta, Atlántico, se explotó una llanta de la camioneta, de placas AWL-899.
La conductora perdió el control y el vehículo se salió de la carretera dando vueltas de campana, y fue a parar contra un árbol de matarratón que estaba a un lado de la vía. La parte de atrás, donde iba sentado Harold, recibió el impacto contra el árbol. Los golpes que el joven sufrió en la cabeza y el tórax fueron letales y le dieron muerte en el acto.

Los heridos
La imagen de la camioneta dando vueltas de campana y saliéndose de la vía horrorizó a todos los que pasaban en sus vehículos por el lugar, que de inmediato se detuvieron y corrieron a prestar ayuda.
Llegaron a donde estaba el carro y sacaron a Andrea Salazar, quien milagrosamente resultó ilesa. El papá de Harold sufrió contusiones de consideración y luego que lo rescataran de los hierros retorcidos una ambulancia lo llevó a un hospital en Barranquilla.
Por Harold, quien era oriundo de Cúcuta, Norte de Santander, no pudieron hacer algo. El lugar se llenó de curiosos en un abrir y cerrar de ojos. Las autoridades informaron de inmediato lo ocurrido a los parientes de Harold en Santa Marta, que hoy están sumidos en el luto y el dolor, por ver cómo un accidente se llevó de un solo tajo las esperanzas de un joven que comenzaba a hacer realidad sus sueños.