Sucesos


Tres muertos por sicariato

EL UNIVERSAL

19 de junio de 2010 12:01 AM

La escena del crimen no permaneció intacta. Los familiares de Ronald Fajardo Castro cruzaron la Bahía de Cartagena y en menos de 20 minutos llegaron en masa al barrio Martínez Martelo para comprobar que lo que le habían informado por celular media hora antes era cierto. Los policías y los funcionarios del CTI poco pudieron hacer para contenerlos. Seis mujeres y ocho hombres cruzaron la cinta amarilla y corrieron varios metros para abrazar a Fajardo Castro. El cadáver del piloto de lanchas, de 30 años y oriundo de Caño del Oro, corregimiento de Tierrabomba, yacía en la puerta del taller Moto Yamil, uno de los tres negocios de venta y reparación de motores fuera de borda que están en una misma acera en Martínez Martelo, frente al llamado “Parque de los Borrachos”. “El que hizo esto no tiene perdón de Dios”, gritó Adalgisa Castro mientras le tocaba la cabeza a su hijo. El crimen de Ronald Fajardo ocurrió ayer, a las 8:45 de la mañana y convirtió al piloto de lanchas en la tercera víctima del sicariato en menos de 12 horas. El jueves en la noche, en El Pozón, pistoleros en moto asesinaron a un pagadiario y a su ayudante. “Lo acribillaron” Los 27 casquillos que el personal de Criminalística de la Fiscalía halló en el sitio de los hechos demuestran la sevicia del ataque contra Ronald Fajardo Castro. Un familiar le confirmó a El Universal que contó 23 orificios en el cuerpo de la víctima. Fajardo, quien era el padre de seis hijos y residía con ellos en Barrio Abajo, en Caño del Oro, trabajó desde niño como pilotos de lanchas. Dice un allegado que laboraba con particulares y que por eso viajaba casi todos los días hacia Cartagena. Ayer no fue la excepción. Ronald salió de su casa a las 8 de la mañana acompañado de un primo. A sus familiares les dijo que iba a recoger el motor de una lancha que lo estaban reparando en Martínez Martelo. A las 8:45 a.m., cuando caminaba hacia el taller, un hombre que bajó de una moto se le fue por detrás y le disparó indiscriminadamente con pistolas calibre 9 milímetros. El ataque fue sólo contra el piloto. A su primo ni siquiera lo tocaron. El dueño del negocio también fue testigo. “El tipo venía de la carretera y primero disparó al aire. El señor trató de correr, pero enseguida cayó. Cuando estaba en el suelo, le siguieron disparando”, cuenta un residente del sector. El primo de la víctima corrió asustado y desde un local de llamadas por celular le avisó a su familia. Después no lo volvieron a ver. El sicario escapó como parrillero en una moto hacia en El Bosque. De él no se conocieron mayores características. La Sijín y la Fiscalía investigan si un panfleto que hallaron cerca del cadáver tendría relación con el crimen. Testigos aseguran que el sicario lo arrojó luego de conseguir su objetivo. En el papel se lee lo siguiente: “Te lo advertí, ahora voy con lo que más te duele, no tienes necesidad de buscar policías”. Familiares de Ronald fueron consultados por El Universal sobre esa leyenda y dijeron no tener ninguna clase de información por parte de las autoridades. “Él no lo habían amenazado, aunque tampoco le gustaba contar lo que le pasaba”, precisa un primo. Los restos de Fajardo Castro fueron trasladados anoche a Caño del Oro. Recuadro A pagadiario y su ayudante los es-peraron Luis Erney Vargas Osorio, de 38 años; y Yuneider Rojas Agudelo, de 16, fueron asesinados a bala por sicarios en moto el jueves, a las 7:10 de la noche, en el barrio El Pozón, sector Víctor Blanco. Familiares de las víctimas dicen que el primero era pagadiario y el segundo su ayudante. Vargas y Yuneider iban en una moto que conducía el primero de ellos por la calle de La Cuchara cuando en una esquina le aparecieron dos hombres y les dispararon a quemarropa y sin mediar palabras. Luis Erney recibió un balazo en la espalda, otro en una pierna y el tercero en el abdomen. A su compañero lo balearon en el rostro y el tórax. A ambos los llevó la Policía en una patrulla al Hospital Universitario. El más joven de los comerciantes murió en el camino. A su amigo lo alcanzaron a atender, pero falleció cuando lo preparaban para cirugía. Residentes del sector dicen que a las víctimas las estaban esperando. Luis Vargas residía en el barrio Los Cerezos. A las 3:30 p.m. del jueves habló por última vez con un primo. De allí salió en su moto a Blas de Lezo, donde recogió a su ayudante, a quien se trajo de Rionegro, Antioquia, hace menos de un mes. Dicen sus familiares que iban a cobrar las mercancías que Luis Erney comercializaba en barrios como El Pozón cuando les dispararon. “No le conocíamos enemigos ni problemas. Él tenía año de estar viviendo en Cartagena y nunca le habíamos conocido problemas”, manifiesta la suegra de Luis Erney Vargas.

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