Van 60 muertos por sicariato

El comerciante antioqueño Raúl de Jesús Suárez Martínez, baleado el lunes en la tarde en la terraza de una tienda en San Fernando mientras departía con un paisano suyo, se convirtió en la víctima fatal número 60 del sicariato en Cartagena en los cinco primeros meses del año. Suárez Martínez, de 35 años y dueño de un granero en El Campestre, murió en el sitio de los hechos. Como él, otros 24 comerciantes entre tenderos, prestamistas y dueño de locales han perdido la vida a manos de pistoleros a sueldo. En mayo, según datos estadísticos, hubo nueve casos de sicariatos que dejaron seis muertos y tres heridos. Los hechos ocurrieron en Nuevo Bosque, Mercado de Bazurto, Nelson Mandela, La Esperanza, El Bosque, Lo Amador y San Fernando. En enero hubo 19 muertes por sicariato, 16 en febrero, 9 en marzo y 10 en abril. En este último mes los hechos sucedieron en El Libertador, Petare, La María, El Campestre, Policarpa, Barrio Chino, Providencia, Nelson Mandela, en el sector de La Tenaza y en la vía a Turbaco. 73 capturados Como respuesta a esas muertes, la Policía de Cartagena ha capturado a 39 sicarios en flagrancia. Otras 34 personas implicadas en hechos de sangre fueron retenidas mediante órdenes judiciales. Los dos retenidos por el crimen de Raúl de Jesús Suárez Martínez eran presentados anoche ante un Juez de Control de Garantías en audiencia pública de legalización de captura, imputación de cargos y formulación de medida de aseguramiento. Como no han sido asegurados, sus nombres no han sido revelados y tampoco aparecen en la lista de sicarios retenidos este año. A los sospechosos los retuvieron en una persecución que se extendió de San Fernando a Las Palmeras. Les inmovilizaron una moto Pulsar, de color negro, pero no les hallaron el arma homicida, una pistola calibre 9 milímetros. Según la Policía, la mayoría de esos asesinatos obedecen a enfrentamientos de bandas criminales. Los grandes decomisos de droga han llevado a esas organizaciones a financiarse con las “vacunas” que cobran a comerciantes, tenderos, prestamistas y a “jíbaros” dedicados al microtráfico local, revela un informe. “Los envíos de droga al exterior han disminuido y, por la dificultad cada día para el narcotráfico, estas bandas se dedican ahora a controlar el consumo local, distribuyendo droga en los barrios y cobrando ‘vacunas’”, dice la Policía. Esa situación, según las investigaciones, está detrás de muchos de los homicidios que han sucedido en barrios como Fredonia, Olaya Herrera y El Pozón. Las extorsiones de las bandas criminales también han cobrado sus víctimas entre tenderos y comerciantes.