Vivía en la calle y su familia no sabe dónde velarlo

El cadáver de Wilson Hernán Marimón González entró identificado a la morgue de Medicina Legal ayer en la madrugada, pero sus familiares no lo han ido a reclamar. No es que el cotero (cargador de bultos) haya sido un hombre malo, simplemente no hay sitio donde velar sus restos. Marimón, de 30 años, residía con su mamá y hermanos en cualquier lugar del sector La Carbonera, en el Mercado de Bazurto. Una noche dormían en la terraza de un vecino y en otra en la afueras de algún establecimiento comercial que les permitiera recostarse con sus “cositas”. Como si eso ya no fuera problema, ahora los familiares de Wilson deben buscar el sitio adecuado para tenerlo un rato antes de darle el último adiós. Y es que nadie en ese hogar callejero estaba preparado para lo que ocurrió. Eran las 7:30 de la noche del martes cuando un sicario acabó con la vida de Marimón González. El cotero terminó sus labores diarias descargando tomates y otros productos de una tractomula que llegó a esa zona de Bazurto. Luego, se dirigió a donde estaba su familia y al ver que faltaba hielo para el jugo se fue a una tienda cercana a comprar una cubeta. De regreso, caminó por un callejón. En el extremo lo esperaba un hombre. El individuo no le dijo nada, sólo sacó un arma y le disparó. Los testigos dicen que escucharon seis balazos. Marimón murió en el acto. El asesino escapó como parrillero en una moto. La familia no sabe qué pasó. Sólo les han dicho que mientras era abaleado, Wilson gritó varias veces el nombre de su mamá: Mercedes. Por qué lo mataron, es lo que menos les interesa conocer a sus familiares. Quizás por miedo, prefieren dejar las cosas hasta ahí. Su preocupación sólo se limita a darle una digna despedida.