Angie Correa Hernández abrió los ojos el sábado en la tarde y lo primero que preguntó fue dónde estaba su amiga Luisa Fernanda Blanco Ruiz. Su madre asegura que la niña, de 12 años, aún no sabe que su compañera de clases murió en el mismo accidente que a ella la dejó en delicado estado de salud. “El sábado, después de la operación que le hicieron en la frente –1:30 p.m.-, que prácticamente tuvieron que reconstruírsela, se despertó y dijo unas cuantas palabras. Primero preguntó por Luisa y después dijo que ‘daría cualquier cosa por ver a mi amiga’. “Ellas eran muy amigas, además de compañeras de clases, eran vecinas y se criaron juntas. Por eso los médicos nos recomendaron que no le dijéramos nada por ahora”, manifiesta Judith Hernández, madre de la menor. Angie sufrió fracturas en la cabeza que afortunadamente no comprometieron el cráneo. Aunque no ha salido de la Unidad de Cuidados Intensivos, su madre dice que evoluciona satisfactoriamente. Una vez se recupere de esa cirugía, será sometida a otra en el pómulo derecho. “No tenía permiso” Angie salió el jueves en la noche acompañada de su hermana mayor a realizar una tarea en casa en Colombiatón. Según esta última, en esa vivienda se encontraron con Luisa Fernanda, quien había llegado en bicicleta. Las niñas terminaron rápidamente la tarea y se quedaron en una calle interna del barrio jugando con la bicicleta. “Ella me pidió permiso para montar en la bicicleta y yo le dije que no. Entonces me dijo que le diera mil pesos para pagar la hora de Internet y se los di. “Yo me regresé a pie a la casa y ella se quedó jugando con Luisa en la bicicleta. Yo creí que se iban a venir por las calles internas, no por la principal, porque nunca habían cogido por allí”, cuenta la hermana de Angie. A las 9:45 p.m., Luisa y Angie cambiaron la ruta de regreso. En vez de tomar una calle interna, salieron a la vía principal. La primera iba manejando. Angie estaba montada sobre la llanta trasera. No alcanzaron a cruzar, una buseta de Cootransurb se las llevó por delante. “Luisa recibió todo el impacto de frente. Mi hermana se salva porque iba detrás. Hay muchas versiones, unos dicen que el conductor iba duro y otros que ellas se pasaron de largo el cruce. Nosotros no sabemos nada”, cuenta la hermana de Angie. “No hicieron la escuadra” Luis Javier Salas Iriarte, el conductor de la buseta de Cootransurb que causó la tragedia en Colombiatón y que al final dejó dos muertos, uno en accidente y el otro como consecuencia de los disturbios que hubo entre la comunidad y la Fuerza Pública, fue dejado en libertad el sábado a las 7 de la noche luego que resultara negativo el examen de alcoholemia que le realizaron en Medicina Legal. Pese su regreso a casa, Salas Iriarte sigue vinculado a la investigación que adelanta la Fiscalía. Wilmer Mosquera, gerente de Cootransurb, le confirmó ayer a El Universal que habló con él anteanoche y le entregó su versión de los hechos. Luis Salas le contó que no iba duro como dice la gente. “Él asegura que las niñas no se hicieron la escuadra. Que cruzaron sin mirar hacia los lados. Él me dice que cuando las vio ya las tenía encima, por eso no le dio tiempo de frenar con anticipación”, manifiesta Wilmer Mosquera. De no ser porque policías e infantes de Marina prestaban seguridad en el recién construido colegio Gustavo Pulecio Gómez, la suerte de Luis Salas hubiese sido otra. Los militares lo salvaron de una turba llevándolo primero al colegio y luego sacándolo del barrio. La comunidad atacó con piedras y palos la buseta. El gerente de Cootransurb afirma que los daños al vehículo superan los 40 millones de pesos. “Además de los destrozos, le dañaron la dirección y destruyeron parte del motor. La buseta hay que reconstruirla casi en su totalidad”, anota Wilmer Mosquera. Ante lo acontecido en Colombiatón, la empresa Cootransurb se ha visto en la necesidad de reforzar la seguridad en la sede que tienen en la vía al caserío de Aguas Prietas por temor a represalias. Hasta ayer, la empresa transportadora no podía transitar por las calles internas de Colombiatón y Flor del Campo. (Ver página Cartagena 5A). Con pistola 9 mm Allegados y amigos de John Alberto Blanco Torres, quien murió por una bala perdida durante los disturbios entre comunidad y Policía, confirmaron ayer que al estudiante, de 17 años, le dispararon con una pistola calibre 9 milímetros. Un pariente de la víctima asegura que en su cadáver le hallaron un casquillo de esas características durante la necropsia que le realizaron peritos forenses en la morgue de Medicina Legal. “La Policía está al frente del caso. Incluso, ya se sabe quién disparó. Estamos esperando el resultado de la investigación, pero lo cierto es que la Policía nos ha prestado todo su apoyo”, manifiesta el familiar de Blanco Torres. El adolescente veía desde una esquina los disturbios cuando un balazo en el pecho lo tumbó. Murió mientras lo trasladaban a una clínica. Otro residente del sector, Luis Guerrero Laguna, recibió un balazo en el pecho y todavía sigue internado en el Hospital Universitario del Caribe.
Sucesos
“Daría cualquier cosa por ver a mi amiga”
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