“Ninguna condena llenará el vacío que dejó Eduardito”

No hay condena que pueda compensar la pérdida que sufrió Eduardo Farah Mardini.
Hace 2 años y 8 meses un sicario, al que le pagaron $2 millones, acabó con la vida de su hijo Eduardo Farah Chaljub.
El homicidio del joven empresario, de 31 años, cambió la vida de sus familiares. A juicio de Farah Mardini, lo que más los indignó fue saber que detrás del crimen estaba Carlos Gándara Habid, a quien su hijo consideraba su mejor amigo.
“Desde que vi un día a Gándara en el negocio de mi hijo, le pregunté que quién era y me respondió que un ‘vale’. Le dije que no me inspiraba confianza, pero Eduardito me repitió que era su ‘vale’. Él lo consideraba su amigo y Gándara lo mató a traición”, dice Farah Mardini.
Pero el crimen de Farah Chaljub no quedó en la impunidad como muchos otros en Cartagena. El miércoles, en una audiencia que duró dos horas, el Juzgado Cuarto Penal del Circuito sentenció a Carlos Gándara Habid a 48 años y 8 meses de prisión por el delito de homicidio agravado en concurso con porte ilegal de arma de fuego.
El juez condenó a la misma pena a Franklin Rodríguez Camargo, que contactó al sicario que disparó contra la víctima.

Por $70 millones
El 20 de junio de 2009, a las 8:30 de la mañana un sicario ingresó a la Ferretería BF Aceros, en el barrio El Prado, y asesinó a Eduardo Farah Chaljub.
El joven murió dentro de su negocio. Tres meses después del crimen, las investigaciones establecieron que el homicidio tenía móviles económicos.
Las pesquisas llevaron a la Policía hasta Carlos Arturo Gándara Habid, que le debía $70 millones a Farah. El sujeto fue capturado el 19 de septiembre de 2009, en la empresa que trabajaba como asesor de servicio.
Ese mismo día cayó Franklin Darío Rodríguez, que fue contactado por Gándara para que contratara a los sicarios que asesinaron a Farah.
“Planeó algo tan macabro, tan premeditado para acabar con la vida de mi hijo. Primero contactaron a dos sicarios que les quitaron un millón de pesos y se esfumaron. Después pagó $2 millones a otro para que asesinara a Eduardito. Mi hijo prestó la plata para prestársela a Gándara porque lo estimaba, porque quería ayudarlo y él le pagó mandándolo a matar”, dice Farah Mardini.
No hubo celebración

En casa de la familia Farah Chaljub nadie celebró la condena contra Gándara.
Si bien están complacidos con que se haya hecho justicia, dicen que nada les devolverá la alegría que les fue arrebatada el día que mataron a Eduardo.
“No hay día en que no lo recordemos, en que no lo  extrañemos. Cuando lo asesinaron su esposa estaba embarazada, ahora la niña tiene 2 años y es como verlo a él. El dolor sigue allí como el primer día y la vida de la familia nunca será lo mismo”, dice Farah Mardini.
“Gándara habló conmigo días después de la muerte de mi hijo y trató de insinuar que el homicidio estaba relacionado con problemas personales, quizás tratando de desviar la investigación. Fue una traición, Eduardito lo apreciaba y siempre trató de ayudarlo. No hay nada que justifique lo que hizo”, finaliza el padre de la víctima.