No fue un accidente ni un juego de borracho, para la familia de Eduardo Torres Fernández es un crimen atroz. A Eduardo Torres, de 52 años, su cliente le roció gasolina y le prendió fuego mientras le arreglaba un equipo de sonido en el segundo piso de una vivienda de esquina en el barrio Chiquinquirá. El técnico en electrónica sobrevivió 48 horas a las quemaduras de tercer grado que recibió en más del 50 por ciento de su cuerpo. Falleció el lunes en la noche en una clínica en Bocagrande. Su hermana dice que sufrió un paro respiratorio. Torres Fernández, asegura su hermana, alcanzó a contar lo que sucedió la noche del sábado en el apartamento de un hombre conocido como Dilson, de la misma edad de la víctima. Según el propio Eduardo, su cliente se emborrachó con cervezas durante el tiempo que él duró reparándole el equipo de sonido. De un momento a otro, a eso de las 10:30 p.m., Dilson encerró a Eduardo en una cuarto, le roció gasolina y le prendió un fósforo. Dilson escapó y a Eduardo sólo lo pudieron auxiliar unos 10 minutos después. La lluvia que caía impidió que los vecinos escucharan sus gritos. Quienes primero llegaron al segundo piso de la casa trataron de apagarle el fuego con la misma lluvia. Luego, la Policía se apersonó de la situación y trasladó a la víctima al Hospital Universitario del Caribe. Allí estuvo hasta el domingo en la mañana, cuando le avisaron a sus familiares. “Mi hermano estaba sufriendo en el hospital y nosotros creíamos que aún seguía trabajando. Nadie vino a avisarnos. Nos enteramos como a las 9 a.m. del domingo”, relata la mujer. Versiones confusas Para la hermana de Eduardo y su madre aún es confuso lo que sucedió esa noche. En Chiquinquirá escucharon que al técnico lo quemaron luego de una discusión con otras tres personas, entre ellas Dilson. “Parece que le cayeron tres, porque no creemos que una sola persona lo haya cogido y le prenda fuego”, cuenta un allegado. Otra versión indica que Eduardo se rehusó a las pretensiones sexuales de Dilson y por eso este le habría lanzado gasolina y luego un fósforo encendido. Lo que dice el propio Dilson, según los familiares de la víctima, es que estaba tan borracho que creyó que era licor o agua lo que le lanzó a quien le arreglaba el equipo de sonido. Los parientes de Eduardo aseguran que entre él y Dilson las relaciones sólo eran por los trabajos que el primero le hacía. “Nunca tuvieron problemas, varias veces Eduardo le trabajó. El viernes en la noche estuvo en esa casa, pero como no terminó, regresó el sábado. Incluso, ese mismo tipo vino a buscarlo a la casa para que le arreglaran el equipo. Esto no fue ningún accidente”, dice la madre del técnico. Casi queda libre El sospechoso de causarle la muerte a Eduardo fue retenido por la Policía el mismo sábado en la noche. El lunes en la mañana, la Fiscalía resolvió dejarlo en libertad porque ya habían pasado 36 horas después de su aprehensión y se vencieron los términos para legalizar su captura. Una llamada de la hermana de la víctima evitó que Dilson quedara en libertad. Ella dice que tras confirmar por parte de los médicos que Eduardo murió, ella se comunicó con el fiscal y le contó la novedad. El funcionario judicial abrió un nuevo proceso y de inmediato judicializó al sospechoso por homicidio. El familiar del difunto asegura que luego de la audiencia de formulación de cargos, el único capturado por ese hecho fue enviado a la Cárcel de Ternera. Eduardo Torres Fernández, quien era soltero y no deja hijos, residía con su hermana y su mamá en el barrio El Socorro, Plan 134. Sus restos son velados en una funeraria en Pie del Cerro.
Sucesos
“No fue accidente, es un crimen atroz"
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