A “Saoko” lo sacaron de la ciudad y lo mató un carro

“Saoko” era un loco normal. Dormía todas las noches en su casa y cada vez que salía regresaba para el almuerzo o la cena. Su rutina la cumplía al pie de letra todos los días. Si no estaba en su residencia, acompañado de su tía o sus primos, era fácil encontrarlo en el Callejón de Los Pocitos, en el Pie de La Popa. El tendero de la esquina, el vendedor de chance, los residentes de la calle y hasta los indigentes del sector dan fe de la presencia de “Saoko” una parte del día sentado siempre en el mismo bordillo. “No se metía con nadie, simplemente se sentaba. Si le metían conversación, hablaba, si no era así, se quedaba viendo a la gente caminar. Después de un rato, se iba para su casa”, cuenta el “chancero” de Los Pocitos. “Saoko” no “pelaba” un día en el Pie de La Popa. Sus habitantes aprendieron a convivir con él. Por eso, más de uno se extrañó cuando no lo volvieron a ver. El 18 de febrero fue el último día de “Saoko” en Los Pocitos. Ese día llegó a las 2 p.m., después de almorzar con su familia, en el barrio Nariño, en las faldas de La Popa. Su desaparición coincidió con una jornada que la Policía realizó con habitantes de la calle para asearlos y darle ropa nueva y alimentación en lo que aún mucha gente llama “El Corralito de Chambacú”. Testigos aseguran que a “Saoko” y otros como él los subieron en una camioneta para que participaran en la actividad comunitaria. Su familia dice que estuvo en Chambacú. La Policía dice que no está en el listado de 40 personas que atendieron durante la jornada. Extrañamente “Saoko” apareció días después en una población cercana a San Juan Nepomuceno. Sus parientes se enteraron porque un vecino suyo lo vio mientras viajaba en bus a Cartagena. Ellos creen que por su estado de demencia y por su afán de regresar a casa se puso a caminar la carretera Troncal de Occidente. En vano lo buscaron dos días por esa región. El 28 de febrero, a las 6 p.m., a pocos metros de San Juan, “Saoko” murió al ser arrollado por un vehículo des-conocido. Como estaba sin documentos, su cadáver fue sepultado como NN en el Cementerio de El Carmen de Bolívar. Su familia se enteró de su muerte el martes en la noche. ¿Quién se llevó a “Saoko” lejos de Cartagena?, es el interrogante que hoy quieren resolver quienes conocían a Wilson Mendoza Carballo, a quien una poción de brujería le afectó la mente y le impidió seguir trabajando como mesero en un restaurante de pollos en Bocagrande. “No era indigente” La versión oficial de la Po-licía indica que, en efecto, el 18 de febrero realizaron un plan llamado “Toma de la Localidad” en Pie de La Popa y sus alrededores. En una lista están escritos los nombres de los 40 habitantes de la calle, en su mayoría indigentes, que ese día se beneficiaron de una tarde especial. Un oficial de la institución asegura que “Saoko” no aparece en la planilla. Sus familiares dicen que su nombre no puede aparecer porque, además de estar indocumentado, él no podía identificarse por sus propios medios. Lo que presumen los allegados de “Saoko” es que él y otros indigentes fueron sacados de la ciudad para no afear el entorno por donde iba a estar un personaje ilustre. La Policía se reafirma en su posición y anota que “Saoko” no estuvo ese día entre los beneficiados con la jornada. El Comando de esa institución asegura que de todas maneras realizará una investigación interna para esclarecer los hechos. La familia de “Saoko” pide que su muerte no quede impune. Una comisión del Grupo de Identificación de Personas y Búsqueda de Desaparecidos del CTI de la Fiscalía fue ayer mismo a El Carmen de Bolívar para exhumar los restos y comprobar a través de las huellas dactilares la identificación de la víctima. En el barrio Nariño un altar está a la espera del cuerpo de “Saoko”.