Acroyoga: práctica para elevar el cuerpo y el espíritu

Muchos han decidido practicar yoga para bajar de peso y tener un cuerpo como el de Madonna, o simplemente porque buscan la paz interior.
Esta práctica respeta los límites de exigencia que cada cual tiene, y por eso al principio no se requiere de mucha destreza.
Pero a medida que se practique, el cuerpo debe adquirir ciertas habilidades, más aún si se pretende evolucionar al acroyoga.
En el acroyoga la exigencia para el cuerpo y la mente se incrementa, pues en este se mezclan acrobacias, ‘asañas’ o posturas del yoga y el masaje tailandés.
Es practicado entre dos. Aunque se cree que el acroyoga es una práctica nueva que nació en Occidente, algunos ‘acroyoguis’ sostienen que procede de la India y que desde 1900 la practicaban los ‘yoguis’ en este país.
El masaje tailandés que incorpora esta práctica, también se conoce como yoga perezoso.
Este masaje permite que la persona se relaje mientras la pareja hace todo el trabajo para alinear y recuperar sus músculos tras la realización de las acrobacias.
Leonardo Núñez, un yoguis, explica que a diferencia de otro tipo de masajes, el tailandés no solo busca sanar los cuerpos adoloridos sino que invita a los que están sanos a gozar del organismo que tienen y de compartir con el otro.
“No hay que ser feliz para practicar yoga y no hay que estar enfermo para tomar un masaje tailandés”.
Por los buenos hábitos
Algunos creen que para iniciarse en el camino del yoga deben dejar de comer carne, de consumir alcohol y olvidarse de actividades que son toda una tentación.
Sin embargo, la parejade yoguis conformada por Leonardo Núñez y Samantha Miller, coincide en que los buenos hábitos llegan por sí solos con la práctica.
“Los deseos se empiezan a refinar y ya no vibras con algunas cosas, y cuando te sientes mal lo dejas de lado”, dice Nuñez.
Lo que sí es vital es empezar poco a poco con buenos hábitos de sueño, es decir, acostarse temprano para levantarse en las primeras horas del día y hacer una práctica de yoga tranquila. Aunque al principio el incentivo en algunos puede estar en adquirir un cuerpo esbelto, para Leonardo, el yoga tiene un ‘insight’ que lleva a las personas a vivir en bienestar y a querer replicarlo en las actividades que realiza a diario.
Señalan que algunos nunca llegarán al acroyoga porque su cuerpo o su corazón no lo desean, pero sí pueden intentar mantenerse en el camino del yoga. Para esto es importante el trabajo en comunidad, para que la persona no desista y para que se genere una retroalimentación entre quienes comparten este estilo de vida.
Se requiere de yoga o pilates
Si bien no se requiere ser acróbata de circo para poder hacer acroyoga, Leonardo Núñez sostiene que es necesario que la persona que decide aprenderlo, tenga algún tipo de entrenamiento físico, ya sea en yoga o en pilates, donde se trabaja la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad de los músculos.
Pero tampoco es para asustarse. Aunque a primera vista practicar acroyoga luce complicado, Samantha Miller asegura que cualquiera puede hacer vuelos terapéuticos, una fase de la práctica donde la persona solo debe dejar que su pareja lo eleve y lo consienta con cada postura donde se flexibiliza el cuerpo.
En esta práctica siempre hay una persona base que soporta a la otra. Es necesario que quien se queda en el suelo tenga fuerza, solidez y seguridad, mientras que el que se eleva debe terne flexibilidad y experiencia en la práctica de yoga.