Dar antibióticos a bebés antes de los 6 meses de edad, podría convertirlos posteriormente en niños obesos.
Esta es la conclusión de un estudio publicado en la revista International Journal of Obesity.
"Los microbios de nuestros intestinos podrían desempeñar un papel clave en la forma cómo absorbemos calorías. Entonces la exposición a los antibióticos, especialmente en edades tempranas de la vida, podría acabar con esas bacterias saludables que influyen en cómo procesamos nutrientes en nuestro cuerpo y que de estar ahí, nos ayudarían a mantenernos delgados”, explicó uno de los coautores del estudio, Leonardo Trasande, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.
“Normalmente, consideramos que la epidemia de obesidad se basa en dietas desequilibradas y falta de ejercicio; sin embargo, cada vez más estudios sugieren que mucho más complicado que esto”, agregó.
Estudios preliminares ya habían vinculado los cambios en los billones de células microbianas del cuerpo humano con la obesidad, el asma, la enfermedad inflamatoria intestinal u otras condiciones. Sin embargo, todavía no se había encontrado una prueba causal directa.
El estudio aporta más datos a la creciente tendencia en investigación que advierte contra los potenciales riesgos generados por el uso de antibióticos, especialmente en los niños.
El aumento se da poco a poco
Este fue el primer estudio que analiza de forma directa las relaciones entre el uso de antibióticos y la masa corporal desde la infancia.
La investigación examinó el uso de antibióticos entre 11 mil 532 niños nacidos en la región británica de Avon entre 1991 y 1992 que participan en un estudio a largo plazo sobre su salud y desarrollo.
Descubrió que los niños tratados con antibióticos en los primeros 5 meses de su vida, pesaban más en relación a su altura, que aquellos que no estaban expuestos a los mismos.
Pero la ganancia de peso no se presenta de inmediato, sino de forma inmediata. Ejemplo de ello, es que la diferencia resultaba pequeña entre los 10 y 20 meses de edad, pero con 38 meses, los niños expuestos a los antibióticos tenían un 22% de posibilidades más de presentar sobrepeso.
Además, parece que el momento en que se administra el antibiótico tiene su importancia: Los niños que recibieron antibióticos desde los 6 a los 14 meses no tenían una masa corporal mucho más alta posteriormente, encontró el estudio.
Y aunque los niños expuestos a antibióticos entre los 15 y 23 meses tenían índices de masa corporal ligeramente más elevados a los 7 años, esto no parecía influir en sus posibilidades de ser obesos o padecer sobrepeso.
“Durante muchos años, los granjeros han sabido que los antibióticos son buenos para producir vacas más gordas para el mercado”, explicó Jan Blustein, también coautor del estudio y de la Universidad de Nueva York, en una nota de prensa.
"Aunque es necesaria más investigación para confirmar nuestros hallazgos, este estudio cuidadosamente realizado sugiere que los antibióticos influyen en la adquisición de peso en humanos y especialmente en niños", añade.
¿Y si hay fiebre?
Antes de decidir darle medicamentos a su hijo, recuerde que debe consultar a un médico. Pero una de las cosas que más suele angustiar a los padres cuando tienen bebés, es la fiebre. Por eso usted debe aprender a manejarla en casa sin que sea necesario pensar en antibióticos. Para ello, el Manual del bebé de la Federación Colombiana de Asociaciones de Obstetricia y Ginecología, brinda algunas indicaciones:
- Dele a su hijo agua en abundancia para prevenir la deshidratación.
- Báñelo con agua tibia y luego envuélvalo en una sábana o una toalla, para que le ayude a bajar la temperatura. La ducha de agua fría se recomienda pero en casos extremos.
- Vístalo con ropa o pijama no muy gruesa y no lo abrigue en exceso porque esto puede elevar la temperatura, a menos que lo vaya a sacar a la calle.
- Evite los cambios bruscos de temperatura, especialmente del calor al frío.
- Si hay fiebre por encima de los 36º administre el acetominofén que debe haberle indicado en pediatra, de acuerdo al peso del niño. No se recomienda la aspirina (ácido acetilsalicílico) a menos que el mismo pediatra lo indique.
- En algunos casos puede ser necesario alternar acetaminofén con ibuprofeno, pero solo se hace cuando ha sido indicado por el pediatra.
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