Salud


Artritis reumatoide en jóvenes

COLPRENSA

25 de junio de 2011 12:01 AM

Algunos padres suelen confundir la atrofia de los músculos por la falta de actividad, con la artritis. Así lo señala Mauricio Rozo, reumatólogo especializado en la Universidad de Valencia, España.
“La artritis reumatoide en jóvenes es una enfermedad que no tiene causa aparente, pero sobre la que influyen factores hereditarios. Sí el niño no realiza actividad física, es posible que sus músculos resulten atrofiados, pero no es lo mismo. Tampoco es igual a la fiebre reumática. Hay que diferenciar estos conceptos”, afirma.
También es llamada artritis idiopática juvenil o artritis inflamatoria crónica en los niños.
Los síntomas comunes son calor, hipersensibilidad y enrojecimiento en las áreas afectadas y dificultad para moverse, así como puede presentarse falta de apetito, pérdida de peso, fiebre baja y poca energía, según la Fundación de Artritis de Estados Unidos.
Aunque no es una enfermedad curable, su progreso y la intensidad de los malestares pueden controlarse con un tratamiento adecuado.
Es necesario que el médico conozca el estado de salud de la persona y haga un estudio de las reacciones secundarias, las cuales varían en cada organismo, para determinar cuál es el medicamento requerido por cada paciente.
¿Qué es?
“La artritis ideopática es una enfermedad crónica que afecta las articulaciones y otros órganos antes de los 16 años. En algunos se cura, en otros permanece. A veces las mamás se preocupan porque creen que los chicos se van a quedar así, pero se puede tratar. En particular afecta más a las niñas y puede aparecer antes de los 4 años”, dice William José Otero Escalante, reumatólogo experto en Enfermedades Autoinmunes.
“La causa exacta es desconocida y no se da por gérmenes ni infecciones. No se trata con antibióticos, no es contagiosa y suele confundirse con la fiebre reumática que es diferente. No se hereda, pero sí influyen factores hereditarios: si un miembro de la familia tiene un tipo de artritis, puede haber una predisposición genética a que el chico padezca artritis”, agrega.
Según Otero, se debe individualizar el  tratamiento con antinflamatorios para quitarle el dolor y que las secuelas sean mínimas. La artritis usualmente ataca también los ojos y por eso el niño debe ser visto por profesionales de diferentes disciplinas.
“Hay unas medidas generales como el ejercicio, la alimentación normal y reposo, particularmente cuando hay dolor. Para mejorar la parte muscular es importante la fisioterapia. Hay que decir que no hay un fármaco para curar al paciente pero sí para controlar la enfermedad”, señala.
Con síntomas diferentes
El diagnóstico diferencial en artritis reumatoide juvenil es muy importante y por lo tanto, resulta fundamental enumerar por separado cada uno de sus síntomas.
En la artritis sistémica se presentan infecciones bacterianas (Sepsis), endocarditis bacteriana (causada por una infección bacteriana que puede originarse en cualquier parte del cuerpo), insuficiencia urinaria, tuberculosis, infecciones virales, hepatitis, mononucleosis infecciosa (fiebre glandular o enfermedad de Pfeiffer), rubéola, sarampión.
También  se pueden presentar enfermedades neoplásicas como leucemia linfoblástica,  neuroblastoma, enfermedades del tejido conectivo, artritis poliarticular.
Otras clases artritis reumatoideas son las reactivas, psoriásicas, mucopolisacaridosis, fiebre mediterránea familiar, inmunodeficiencia, gota, artritis oligoarticular, artritis infecciosas, artritis traumáticas, sinovitis por cuerpo extraño, artritis de enteropatías inflamatorias crónicas, osteocondritis y artritis hemofílicas como tumores sinoviales.
Manifestaciones clínicas
Persiste con duración de mínimo seis semanas.
Compromete una o varias articulaciones principalmente articulaciones pequeñas, manos, rodillas, articulación temporomandibular y columna cervical.
Aparecen nódulos subcutáneos.
Comienza de forma insidiosa, aguda o progresiva.
Su curso clínico puede ser variable, progresivo o fulminante.
Se evidencia tumefacción articular, calor, limitación en arcos de movimiento.
Hay rigidez articular “indolora” y molestias articulares.
Duele a la palpación y movilización de las articulaciones afectadas.
Hay espasmo muscular.
Anquilosis o contracción de tejidos blandos.
Tumefacción quística en la vecindad de las articulaciones.
Fatiga, cansancio fácil, carencia de energía.
Pérdida de peso, hiporexia.
Retraso en la maduración sexual

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