Consulte su médico antes de ingerir multivitamínicos

De moda se han puesto de un tiempo para acá los suplementos multivitamínicos, ofreciendo fortalecer los huesos, disminuir la oxidación del cuerpo, subir o bajar de peso y rejuvenecer, como algunos de sus beneficios; pero muchos vienen con dosis más altas de las que debe tomar una persona y pueden ocasionar diferentes enfermedades.
Los hay en tabletas, jarabes, batidos y diferentes presentaciones que ofrecen incluso reemplazar una o dos comidas asegurando que tienen los mismos nutrientes.
A nadie se le juzga por querer mejorar su estilo de vida e ingerir cosas que le ofrezcan beneficios para su organismo.
Pero es importante que usted sepa que consumir vitaminas sin prescripción médica es tan riesgoso para su salud como la deficiencia de estos nutrientes.
“Hay muchas vitaminas que se han filtrado en el mercado, pero son dañinas porque hemos visto que proporcionan megadosis lo cual implica que las personas ingieren dosis más altas de lo que cualquier persona debería consumir cuando tiene deficiencia de un nutriente”, afirma la endocrinóloga, Yadira Villalba, presidenta del Capítulo Bolívar de la Asociación Colombiana de Endocrinología.
El exceso de vitaminas en el organismo también puede ocasionar enfermedades. “Podemos poner el ejemplo de una persona con deficiencia de vitamina D; lo máximo que se deben tomar son 2 mil unidades diarias y hay multivitamínicos que ofrecen tomas de 10 mil unidades diarias y la gente los consume, en este caso se puede generar un cuadro llamado seudotumor cerebral, en el que la persona cualquier día se levanta con un dolor de cabeza terrible, visión doble y sin coordinación, creen que tiene un tumor cerebral y en realidad los síntomas son producidos por el exceso de esa vitamina”, dice la Endocrinóloga.
“El exceso de vitamina D también puede producir concentraciones elevadas de calcio, el cual normalmente se arroja por la orina y las eses, pero al haber tanto, termina depositándose en los tejidos blancos y se calcifican hombros y rodillas, provocando limitaciones en la marcha cuando lo que se buscaba era sentirse bien”, agregó.
Sin seguridad
Según la profesional, no existe seguridad en el consumo de la mayoría de estos multivitamínicos.
“La mayoría vienen sobredosificados y salen al mercado sin estudios previos que digan que esas dosis las podemos consumir diariamente, esas vitaminas si sirven pero no en esas dosis; por eso lo mejor es consultar al médico que en este caso puede ser (dependiendo de la vitamina que se necesite), un geriatra, un dermatólogo o un endocrinólogo”, señaló.
Existen infinidades de líneas de marcas que se pueden encontrar en almacenes y catálogos con producción y venta de estos multivitamínicos, algunas modernas dedicadas únicamente a esta labor.
La mayoría de estos productos son más costosos que los mismos alimentos que contienen las mismas propiedades, pero proporciones moderadas.
Hay aprender a comer
Muchos multivitamínicos ofrecen reemplazar incluso una o dos comidas, la mayoría de estos están indicados para mantener o bajar de peso.
“El valor energético y nutritivo de una comida balanceada nunca se reemplazará por un batido ni por otro suplemento; la recomendación es comer bien, una cada comida balanceada debe tener una proteína (huevo, lacteos, carnes blancas), un carbohidrato (harinas, frutas y verduras) y una grasa (grasa buena como las nueces, el aguacate, el aceite de oliva)”, sugiere Yadira Villaba.
“Y por supuesto, si lo que se quiere es mantenerse joven y saludable, es ideal realizar ejercicio físico, el cual está comprobado que retarda el envejecimiento (pero el ejercicio diario y disciplinado de por lo menos una hora), comer sanamente (evitando las carnes rojas, preferiblemente las blancas), consumir cinco porciones diarias entre frutas y verduras, evitar el tabaco, consumir de manera moderada el alcohol o no consumirlo”, añadió.
Algunas intoxicaciones por exceso de vitamínas
Vitamina A. Su exceso puede causar somnolencia, irritabilidad, dolor de cabeza y vómitos son algunas señales de su intoxicación. En los niños: cabello escaso y áspero, caída parcial de las cejas, labios agrietados y piel seca y rugosa, cefaleas intensas, hipertensión craneal, debilidad, protuberancias óseas, dolores articulares, aumento de tamaño del hígado y bazo.
Vitamina D. Eleva las concentraciones de calcio en la sangre. Ocasiona pérdida del apetito, náuseas y vómitos, sed excesiva, aumento de orina, debilidad, nerviosismo e hipertensión arterial. El calcio se puede depositar por todo el organismo, la función renal se deteriora, permitiendo que las proteínas pasen a la orina y que aumente la concentración de urea, un producto de desecho, en la sangre.
Niacina. Puede provocar rubor intenso, picor, lesiones del hígado, trastornos cutáneos, gota, úlceras y alteración de la tolerancia a la glucosa.
Vitamina C. Sus dosis elevadas han sido aconsejadas para prevenir el resfriado común, la esquizofrenia, el cáncer, la hipercolesterolemia y la arteriosclerosis. Estas recomendaciones tienen escaso apoyo científico. Dosis de más de 1000 miligramos al día provocan diarrea, cálculos renales en personas propensas y alteraciones en el ciclo menstrual. La interrupción repentina de estas dosis elevadas puede provocar escorbuto de rebote.
Otras consecuencias
Hierro. Su exceso puede provocar vómito, diarrea y lesiones intestinales. Se puede acumular hierro en el cuerpo cuando una persona se somete a una terapia con cantidades excesivas o durante demasiado tiempo, cuando recibe varias transfusiones o en el alcoholismo crónico.
Vitamina B6. La ingestión de dosis elevadas que se prescriben para el síndrome del túnel carpiano o para la tensión premenstrual puede lesionar gravemente los nervios, destruyendo parte de la médula espinal, lo que produce dificultades al caminar. La recuperación de este trastorno es lenta y tras la interrupción de los suplementos de vitamina B6 pueden persistir permanentemente dificultades al caminar.
Ácido fólico: Su exceso puede ser tóxico en condiciones especiales. A dosis de 100 veces la cantidad diaria recomendada, puede aumentar la frecuencia de las convulsiones en los epilépticos y agravar las lesiones neurológicas en las personas con deficiencia de vitamina B12. Se recomienda en mujeres embarazadas.