¡Salud! Dicen algunos, incluso de manera mecánica, cuando alguien estornuda. Sin embargo, va más allá del juego y de la palabra. Se trata de un deseo humano de estar aliviado. Muchos dirían que es inevitable, que los virus andan sueltos buscando víctimas. El médico Ignacio Londoño, especialista en medicina del estrés y terapia del guión mental señala, por el contrario, que estar sano depende de cada quien. El hecho es que el cuerpo está en la capacidad de defenderse. El ser humano, añade, es el producto de seis elementos: la herencia genética, lo que come, la respiración, los pensamientos, las emociones y las creencias. De esas seis, la primera no se puede escoger, por aquello de ser hereditaria, lo que predispone a la enfermedad. Empero, se despierta según los hábitos. Así, si alguien tiene el gen del cáncer de pulmón, y fuma, lo dispara. Cuando el miedo no se libera se convierte en fobia o en pánico; la tristeza constante, en depresión, y la rabia en resentimiento y agresión. “Y ya se sabe que cuando una persona vive permanentemente sintiendo eso, aparece la química del malestar”, explica Londoño. El estrés es una reacción química del cuerpo. Ésta tiene varias sustancias, entre ellas, la adrenalina, la cual se aumenta. Un nivel alto permanente, sube la presión y predispone al infarto y los derrames. Ahora bien, también se puede hacer una conexión por química del bienestar. “Cuando uno se relaja o está alegre, libera sustancias como las encefalinas, que hacen que se disminuya el dolor” y se produzca bienestar. Cuando la química se activa a través de la mente, las emociones y los hábitos, los anticuerpos aumentan en la sangre y el cuerpo está más protegido. Hay tres principios simples que le ayudan, como la vibración (cantar mmmmm), masajes suaves en las palmas de las manos y los pies, y la meditación. Dos pequeños momentos al día, que permitan barrer el cuerpo de la química del malestar, son suficientes. Una decisión personal La medicina tradicional separa mente y cuerpo, indica María Eugenia Zarama, médico cirujano. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha cedido un poco y se hace una relación con el estrés o con la producción de hormonas, que hacen, por ejemplo, que las defensas se bajen. No obstante, solo sería con algunas enfermedades. “La artritis no la explicaríamos de esa manera”, agrega María Eugenia, aunque sí cree que la mente influye, porque “si uno piensa que se va a caer, se cae. A la medicina oriental le funciona, y muy bien”. Así que es una decisión de cada quién. De creer, de predisposición, de comer bien, reírse y sentirse bien.
NOTICIAS RECOMENDADAS
Comentarios ()