Se ha escuchado bastante que todo adulto sano debe realizar actividad física aeróbica moderada por un mínimo de 30 minutos al día durante 5 días a la semana.
Pero pocos parecen haber tomado consciencia de la importancia del ejercicio para luchar contra la obesidad. A lo mejor porque no se han fijado que detrás de ella se esconden otros factores que ponen en riesgo su salud.
“Detrás de la obesidad hay numerosas enfermedades cardiovasculares, así como de la hipertensión arterial, la dislipidemia o la diabetes, entre otras patologías”, afirma John Duperly, especialista en Medicina Interna con doctorado en Medicina del Deporte.
“Las causas y consecuencias de la obesidad están ampliamente debatidas y son consensuales, por lo que objetivo claro es fijar la mirada en las herramientas de prevención”, agrega.
Según Duperly, el trabajo de los especialistas de estas enfermedades causadas por la obesidad, debe girar en tonor a generar propuestas para trabajar en la implementación de estilos de vida activos y saludables que contrarresten los efectos que el estrés, el sedentarismo y los inadecuados hábitos alimenticios están provocando en la salud mental y física de las personas.
Una importancia desviada
Para John Duperly la importancia del control de peso está desviada. "Solemos darle mayor importancia al tipo y cantidad de alimentos y bebidas que consumimos que a inactividad física, siendo que ella ha traído como consecuencia una rebaja importante en el gasto energético, olvidando que son dos caras de una misma moneda”.
El experto señaló que existen pruebas evidentes que demuestran que la reducción de los niveles de actividad física incrementa la obesidad, y que la cantidad de actividad física que se realiza puede ser un factor incluso más determinante en el desarrollo de la obesidad que la ingesta calórica.
Dice que los beneficios que el ejercicio aporta a la salud pueden notarse si se realizan actividades físicas moderadas, y son más evidentes en las personas sedentarias que cambian sus hábitos y se vuelven más activas.
El especialista indica que muchos estudios comprueban que la actividad física mejora la salud subjetiva, el estado de ánimo y la emotividad, así como en la autopercepción y la autoestima.
La recomendación es caminar a paso ligero durante treinta minutos, todos o casi todos los días de la semana. Está demostrado que, la misma cantidad de ejercicio dividida en dos o tres espacios más cortos de tiempo puede ser casi igual de efectiva y más fácil de sobrellevar si se realiza diariamente.
Es problema de todos
Duperly insiste en que “todo profesional de la salud debe revisar y evaluar los niveles de actividad física de los pacientes y culminar su consulta con una autorización y prescripción de ejercicio o en su defecto con la remisión a un profesional experto y certificado”.
Las autoridades nacionales, regionales y locales también tienen que trabajar en crear entornos que fomenten actividades como caminar, montar en bicicleta y ejercicios al aire libre. A su vez, es responsabilidad de cada persona evaluar sus prioridades para conseguir llevar un estilo de vida que incluya más actividad física al día.
Salud
El ejercicio, una medicina contra la obesidad
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