Salud


El poder reparador de la siesta

JACKLIN ROJAS CAMARGO

23 de febrero de 2010 12:01 AM

Un empleado satisfecho es un empleado productivo, es la nueva estrategia de algunas empresas internacionales que han hecho de sus instalaciones verdaderos paraísos laborales. El ejemplo más destacado es el entorno especialmente diseñado para el personal que trabaja en la sede central de Google, en Zurich, quienes cuentan con piscinas individuales, salas de billares, fuentes de comidas gratis en todos los pisos, salas de belleza y de masajes, y guarderías para los padres que quieren mantener a sus hijos cerca. Además de esas comodidades tiene espacios para “desconectarse”, donde pueden retirarse por unos minutos para hacer una siesta. Pero esta opción no sólo la tienen los consentidos de Google. La tendencia se esparce por el mundo, en Tailandia, los empleados públicos disponen de 30 minutos para dormir en habitaciones especialmente acondicionadas para eso, y en Estados Unidos se consiguen camas diseñadas especialmente para hacer la siesta que pueden ser instaladas en universidades, bibliotecas, y claro está, en oficinas. Se ha descubierto que ninguno de esos privilegios afecta la productividad de las compañías, al contrario, estudios sugieren que hábitos como hacer la siesta diariamente puede mejorar el desempeño de los empleados. El más reciente estudio sobre el tema fue presentado en la Conferencia Anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), realizado el pasado fin de semana en San Diego, California. El autor del estudio, el profesor de psicología de la Universidad de Berkeley, Matthew Walker, afirma que “el sueño tiene efectos reparadores tras un prolongado periodo de vigilia, pero también aumenta las capacidades neurocognitivas en comparación con la que existían antes de dormir”. Para probarlo, examino a 39 adultos jóvenes divididos en dos grupos, un grupo durmió una siesta y el otro no. Al mediodía, todos los participantes fueron sometidos a ejercicios mentales dirigidos principalmente a activar el hipocampo, una región del cerebro que ayuda a almacenar la información. Ambos grupos tuvieron un rendimiento similar. Dos hora después, una parte de los participantes se fue a dormir durante 90 minutos, mientras que los otros se mantuvieron despiertos. A las seis de la tarde, todos los participantes se sometieron nuevamente a ejercicios mentales en los que debieron memorizar información. Los investigadores encontraron que los que se quedaron despiertos todo el día bajaron su rendimiento en comparación con los ejercicios anteriores. Mientras que los participantes que habían dormido la siesta rindieron notablemente más e incluso mejoraron sus habilidades, señalaron los investigadores. Estos resultados apoyan la hipótesis de que el sueño es necesario para borrar la memoria a corto plazo en el cerebro y hacer espacio para la nueva información, dijo Walker. Una buena noticia para los que realizan sagradamente la siesta, ahora tienen a la comunidad científica de su parte. Desde 2007, los psicólogos y otros investigadores que trabajan sobre el sueño han demostrado que las informaciones factuales se almacenan temporalmente en el hipocampo, antes de transferirse a la corteza prefrontal del cerebro, que tiene una mayor capacidad de memoria. Y esta transferencia parece ocurrir al dormir y durante una fase específica del sueño. Electroencefalogramas que miden la actividad eléctrica del cerebro indican que esta renovación de la capacidad de memoria del cerebro se produce durante una fase específica del sueño ligero (llamada Fase 2 no-REM), que se encuentra entre la fase de sueño profundo (REM) y la marcada por movimientos rápidos de los ojos.

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