Salud


Evite los biberones y chupos para alimentar a sus bebés

Biberones y chupos son de los detalles más comunes que se ven con el nacimiento de un bebé.
Aunque se tengan las mejores intenciones, estos no parecen ser los mejores regalos, pues aumentan las probabilidades de que los niños adquieran ciertas enfermedades e infecciones.
“El uso del biberón y de los chupos no sólo puede dañar el proceso de lactancia materna, sino que además posibilita la adquisición de enfermedades infecciones por gérmenes o afecciones digestivas por la dosis de la leche”, afirma María Luisa Villalba Bustillo, nutricionista y dietista, líder del Programa de Alimentación y Nutrición del Departamento Administrativo Distrital de Salud, Dadis.
“Aunque dejar de usarlos requiere un poco más de trabajo y paciencia, es importante hacer siempre lo mejor por el bienestar de nuestros hijos”, agrega.
Sólo debería acudir a los biberones cuando la madre que tenga alguna enfermedad que contraindique amamantar o se encuentre tomando una medicina que pueda pasar a través de la leche y perjudicar al bebé.
Perjudica la lactancia
Uno de los perjuicios que tiene brindar al bebé leche en biberón, es que con el tiempo el niño puede perder el gusto de la leche materna.
Con el biberón el bebé no ejercita los músculos del rostro al contrario de lo que si hace cuando se pone al seno de la madre; con ello el niño va creando una “ley de menor esfuerzo”, y puede que al ponerlo al seno el recién nacido ya no lo reciba porque allí debe esforzarse más. Cuando empieza a rechazar la leche materna se le hace un gran perjuicio porque pierde todos los nutrientes que esta le brinda, volviéndose más propenso a enfermedades de toda clase”, dice Villalba Bustillo.
“No hay porqué darle leche en biberón al bebé ni ponerle chupos para que se entretenga, para eso tiene la leche materna que debe ser su único alimento durante los primeros 6 meses de nacido”, añade.
Afecciones digestivas
Otro de los inconvenientes que se pueden presentar con los biberones, más aún si se usan con los recién nacidos, son las afecciones digestivas.
Vale recordar que cuando el bebé nace, es él mismo quien va estableciendo las dosis que lo satisface de acuerdo a la capacidad de su organismo, al igual que los horarios en los que necesita la leche.
Con los biberones este acto se convierte en una especie de azar, debido a que ya será la madre quien indique la dosis de leche con la que cree que el niño quedará satisfecho.
Según el Manual del Bebé, eso podría tener dos implicaciones, la primera que el recién nacido quede con hambre y con el tiempo pierda nutrición, y la segunda, que al contrario, se den más dosis de las necesarias y el bebé se engorde mucho, lo cual puede generar obesidad y daños en los riñones por exceso de proteína.
El instructivo también señala una afección diferente a la anterior, relacionada con las infecciones por bacterias y gérmenes en el biberón y los chupos.
Data que estos elementos son propensos a convertirse en cultivo de bacterias y es difícil que alguien alcance a tener todos los cuidados posibles para evitarlo.
Y es que no basta con hervir estos elementos. Hay que esterilizarlos bien sin usar ningún químico y quien lo haga también debe tener las manos bien limpias y hacerlo con mucha cautela.
Del seno a al vasito
Es de conocimiento que aquellas madres que trabajan deben buscar alternativas para alimentar a su bebé aún sin estar en casa.
Por eso la idea es que el bebé pase del seno al vasito sin necesidad probar los biberones.
“Es una situación que requiere de mucha paciencia, pero es la mejor manera de evitarle inconvenientes de salud al bebé; al principio el niño será como un gatico hará como si lamiera la leche, pero poco a poco irá aprendiendo a tomar, se le puede dar el vasitos pequeños o copas de trago al principio.
Pero no se trata de empezar a dar la leche de tarro, sino de refrigerar aquella que el niño no consume en las horas en que su mamá no está a su lado, para luego dársela cuando la necesite.
“Se guarda en recipientes de vidrio, cuya forma sea lisa sin grabados porque en ellos se prestan para que se generen bacterias, deben estar muy limpios y cerrados para que no se contaminen con otras cosas del ambiente o la nevera”, indica la Líder del Programa de Alimentación y Nutrición del Dadis.
El tiempo de duración de la leche y en el cual puede ser consumida por el bebé, depende del lugar y la temperatura en la que se guarde.
Conservación de leche materna
Lave muy bien sus manos antes de iniciar el proceso de extracción.
Envase en recipientes de vidrio bien lavados y enjuagados.
Almacene entre 50 y 100 mililitros por envase, etiquetando los recipientes con fecha, para ir gastando primero la más antigua.
La leche recién extraída dura de 6 a 8 horas a temperatura ambiente, de 3 a 5 días al interior del refrigerador (no en la puerta), 15 días en congelador de una puerta y hasta 3 meses en congelador de 2 puertas.
Para descongelar la leche, se recomienda pasarla del congelador al refrigerador por lo menos 6 horas antes.
Para calentar la leche descongelada, se debe poner el envase para el chorro de agua caliente, directamente o en baño de María. No use horno microondas ni la deje hervir porque altera sus propiedades.
Si el niño no consume toda la leche descongelada, deseche el resto.

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