El comer en familia está ligado directamente con el bienestar sociológico, emocional y nutricional de los niños. A esta conclusión llegó un estudio mundial desarrollado por Unilever, que demuestra el beneficio de compartir las comidas en la infancia al actuar como un estabilizador social. Esta investigación también asegura que las comidas compartidas tienen implicaciones positivas en el desarrollo de los niños, especialmente en cuanto al aprendizaje, creando sentimientos de alegría y reduciendo los niveles de comportamientos antisociales. "Influye en la construcción de leguaje, de modales, del autoestima. Los niños que comen en compañía de sus padres son más seguros de mismos porque en la mesa se dan manifestaciones de afecto se dan de manera más sólida", explicó Anny Acevedo, sicóloga familiar. En Colombia el 55% de las personas reportaron que el trabajo ha reemplazado las horas de comer en familia. Los afanes de la vida moderna, las escasez de tiempo y la utilización de la televisión como sustituto del miembro de familia han hecho dificultan ‘comer en familia’, afectando principalmente la formación de los pequeños desde muy temprana edad. El estudio también comprueba que el sólo hecho de comer juntos regularmente, hace que los niños avancen en su desarrollo y mejoren en el colegio y por consiguiente otros aspectos de su vida. Y reportó que para el 96% de colombianos encestados en la investigación sus hijos tiene mejores modales sociales, más felices y seguros. "Los padres deben hacer un esfuerzo comer por lo menos 2 ó 3 veces por sema-na con sus hijos. No tiene que ser todos los días pero es fundamental buscar este espacio", indicó Acevedo. UNIDAD FAMILIAR Los investigadores también verificaron que los ni-ños que comen frecuentemente sus comidas en casa con sus familia reportan sentir mas emociones positivas que negativas, se sienten amados, comprendidos y experimentan menos stress, ira, y soledad. "La comida es un momento para vincularlos, para hablar de cosas positivas y negativas para que sientan que comparten juntos. Lo que pasa en la mesa va a determinar la seguridad que le demos a nuestros hijos", sicóloga familiar. Según el estudio las comidas familiares son una oportunidad privilegiada de aprendizaje que los padres pueden utilizar para enseñar a sus hijos muchos de los juicios relacionados y no rela-cionados con los alimentos. Manteniendo la calidad de este momento compartido es una buena inversión para la futura salud y bienestar de sus hijos. "Hay tantos beneficios no sólo físico sino psicológicos y espirituales. Dejar en sus hijo huellas imborrables Y hacer una diferencia en la formación", señaló Acevedo. Otro aspecto fundamental que logró comprobar la investigación va orientada en la construcción de vocabulario de los niños porque tiene la oportunidad de escuchar de manera directa a sus padres para aprender nuevas palabras y empezar a relacionarse mejor verbalmente con ellos. "Se ha demostrado que en niños de tres años el oír hablar a los papás durante comen en la mesa aumenta el vocabularios de manera impresionante", comentó Acevedo. Estos estudios permiten evaluar los comportamientos de las que están asumiendo las familias en el país, que afecta la formación de nuestro niños y que pueden convertirse en una de las causas para que los adolescentes y jóvenes presenten vacíos emocionales y sociológicos. "Este es un espacio para dejar ver realidades. Si no se dan este tiempo para compartir con los hijos no los van a conocer realmente", concluyó Anny Acevedo.
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