Salud


Leishmaniasis, sólo se transmite por mosquito

Una persona o un animal sólo pueden llegar a contagiarse de leishmaniasis con la picadura de un mosquito.
Ni persona a persona, ni por un animal contagiado, contacto con saliva o con la úlcera que deja la leishmaniasis, es posible que se transmita esta enfermedad zoonótica.
“La leishmaniasis es una zoonosis que afecta principalmente al hombre y al perro; es transmitida sólo por insectos de especies flebótomos o lutzomyias, que son un género de los jejenes”, afirmó Rosalio Hernández Reyes, médico veterinario zootecnista.
Además de ser una zoonósis, lo cual significa que se transmite de los animales a los humanos, la leishmaniasis es una enfermedad endémica.
“Eso significa que permanece por determinado tiempo en ciertas regiones; para el caso de la leishmaniasis, aunque en Colombia suele presentarse con mayor frecuencia en zonas selváticas como el Amazonas, el hecho de ser una enfermedad tropical implica que también se puede presentar en sectores de climas húmedos; el mosquito pica, deja un parásito en el humano el cual es microscópico y termina en cola, por lo que tiene movimientos circulares que hacen que las ulceraciones sean de la misma forma”, dijo Claudia Muñoz, bacterióloga con experiencia en diagnósticos de leishmaniasis.
Al presentarse leishmaniasis una sola vez es probable que se vuelva a presentar, por lo cual se deben tomar las precauciones del caso.
“En Colombia las enfermedades zoonóticas han cobrado mucha importancia por su presentación y evolución, en la que influyen cambios en el medio ambiente como tala de bosques, cambios meteorológicos, contaminación ambiental, condiciones de viviendas poco ventiladas, calles destapadas y polvorientas, deficientes servicios de saneamiento básico, ubicación de los municipios, corregimientos, veredas o barrios, prácticas culturales como la tenencia de animales como mascotas, promiscuidad, desaseo, ignorancia, poco o nulo servicio de atención médica primaria, entre otros”, señaló el Médico Veterinario.
“En las áreas andinas, se ha encontrado infectado naturalmente al perro doméstico, una gran variedad de roedores y murciélagos,” agregó.
Aunque haya cercanía entre animales contagiados y humanos sanos, la enfermedad no podría transmitirse a estos últimos.
El riesgo estaría en el ambiente por la presencia del mosquito, el cual sólo tiene un período de vida que varía de 40 a 50 días; pero las hembras producen cientos de huevos al cabo de haber  ingerido sangre.
Cutánea y visceral
La leishmaniasis se presenta en principio de manera cutánea por la picadura del mosquito, que se caracteriza por la presencia de ulceraciones en la piel.
Se presenta por la picadura de un mosquito, lo cual la convierte en una enfermedad que en ocasiones es difícil de identificar.
En los humanos no produce mayores síntomas en principio.
“Parece una picadura de mosquito normal, que no produce muchos otros síntomas y por eso no se identifica rápidamente; cuando aparecen las ulceraciones habitualmente se contaminan, lo cual dificulta aún más su identificación porque esa contaminación hace que los resultados de los exámenes salgan negativos; por ello no se puede decir que una persona no la tiene con una sola prueba sino que se hacen al menos tres, repartidas una cada tres días”, explicó la Bacterióloga.
“Una prueba de leishmaniasis es un raspado que se hace sobre la lesión”, agregó.
Pero por simple sospecha tampoco se puede someter al paciente a tratamiento, debido que éste es altamente tóxico y puede disminuir la funcionalidad de otros órganos como el hígado o los riñones.
Esto hace que al momento de dar el diagnóstico final como positivo, se le deba estar haciendo chequeos constantes al paciente para vigilar la funcionalidad de sus órganos, y en caso de resultado afectado uno de ellos se suspende el tratamiento.
Cuando la leishmaniasis no es tratada a tiempo, se puede convertir en una leishmaniasis visceral, la cual sucede cuando el parásito se disemina en la sangre del humano y a través de ella afecta otros órganos, lo cual pueden llevar a la muerte a una persona.
Sólo un tipo de leishmaniasis visceral no presenta síntomas, las demás si se dan con fiebre altas o otros como tos seca, diarrea, agrandamiento del hígado y vaso, e incluso sangrados.
Prevención similar a la del dengue
Cuando la leishmaniasis llega a una comunidad, se deben tomar acciones preventivas similares a las que se toman cuando aparece el dengue.
Se deben realizar jornadas de fumigación sacando a las familias de sus casas.
Hacer higiene constante a  los estanques y albercas en los que se almacena agua en su casa, con cepillo y jabón, al menos cada cinco días.
Realizar control biológico con peces en los estanques para que se coman la larva del mosquito en caso de que se llegue e incubar.
Mantenga tapados los recipientes en los que almacena agua.
No acumular basuras por mucho tiempo.
En caso de tener floreros en casa, su agua debe ser cambiada cada tres días.
Si se tiene pasto en el patio o en las afueras de la vivienda, se debe cortar o podar periódicamente para evitar que se escondan allí los mosquitos, debido a que la humedad y la oscuridad los atrae.
En caninos
Rosalio Hernández Reyes, médico veterinario zootecnista.
“Los síntomas clínicos cutáneos en el 80% de los animales enfermos son alopecía, endurecimiento de la piel, pelo fino y sin brillo, descamación, úlceras, nódulos y pústulas”.
“En otros se presenta fiebre, apatía, adelgazamiento y atrofia muscular”.
“También síntomas renales, lesiones oculares (inflamación de los párpados, conjuntivitis, queratitis seca, uveítis, celulitos orbitaria), cojeras, diarrea, sangrado por la nariz, curvatura y rotura de las uñas (onicogrifosis), ictericia y tos”.
“Se puede diagnosticar con la observación del parásito (punciones de médula ósea o de ganglio linfático), biopsias de piel, cultivos de parásitos, detección de anticuerpos antileishmania circulante (ELISA, IFI, TAD, WB), detección de ADN del parásito; se debe vigilar entomológicamente la presencia o ausencia del vector, la delimitación de áreas vulnerables y de riesgo, la distribución espacial de Lutzomya,  y caracterizar y delimitar áreas de transmisión autóctona de leishmaniasis humana y canina, además de monitorear la efectividad de los insecticidas”.

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