Revisar que las luces estén apagadas, que los fogones de la estufa estén cerrados y asegurar bien la puerta y las ventanas son algunas de las rutinas que la mayoría de las personas realizan antes de salir de su casa. Pero cuando estas actividades se realizan en repetidas ocasiones en cortos lapsos de tiempo, aún siendo la persona consiente de que es completamente innecesario, puede tratarse de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Las personas con TOC se caracterizan por tener una idea persistente que les genera malestar e incomodidad. Estas sensaciones sólo cesan hasta que el paciente realiza una acción que los especialistas denominan ritual. Esos pensamientos repetidos se conocen como obsesiones y las acciones que realizan para calmar la obsesión se llama compulsiones. La obsesión más común es el miedo a los gérmenes o a la contaminación por estos. Las personas con este tipo de trastorno tienden, por ejemplo, a lavarse las manos con mucha frecuencia. Los rituales o compulsiones no les generan placer pero les ayuda a calmar la ansiedad generada por la obsesión. TOC Vs personalidad Aproximadamente un 2 por ciento de la población mundial presenta TOC, pero sumando los casos subclínicos, personas que tienen las ideas obsesivas pero estas no interfieren con su vida social, familiar o laboral; podrían llegar a ser un 16 por ciento de la población mundial. Es importante diferenciar el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), de la personalidad obsesivo compulsiva. Para los primeros llevar a cabo el ritual que calma su ansiedad es una necesidad; pueden dejar de ir al trabajo, descuidar los estudios o la familia con tal de calmar sus compulsiones, saben que es innecesario y les molesta su trastorno pero no pueden evitarlo. Por su parte, las personalidades obsesivo compulsivas no tienen obsesiones ni compulsiones, según la Asociación Europea de Orientación y Ayuda Psicológica, se caracterizan por ser personas perfeccionistas, detallistas, exigentes, con altos estándares morales, indecisos, escrupulosos, poco dados a expresar afecto, tacaños, suelen coleccionar cosas y estar excesivamente dedicados al trabajo, pero ninguno de estos rasgos de su personalidad les son molestos. Antecedentes Se cree que el TOC es hereditario. Si alguno de los padres, hermanos o tíos presenta el cuadro de un trastorno obsesivo compulsivo o rasgos de personalidad obsesiva compulsiva hay muchas probabilidades de que el familiar también la sufra. Es más común en los hombres que en las mujeres y en ellos suele manifestarse antes de los 15 años. En las mujeres puede presentarse en sus años de fertilidad o durante el embarazo. Tratamiento Según Ricardo Pérez Rivera, psiquiatra colombo –argentino que estuvo en la ciudad recientemente, “el trastorno obsesivo compulsivo, dentro de los trastornos de la ansiedad, es el que menos respuesta tiene a la medicación, sólo el 60 por ciento de los casos mejoran con el primer tratamiento, si es bien diagnosticado y tratado”. El psiquiatra explica que para tratar el TOC se combina la terapia y la medicación. La terapia consiste en exponer a la persona a la idea y evitar que lleve a cabo el ritual. “Es conocida como terapia cognitivo conductual, con la aplicación de una herramienta específica denominada exposición y prevención de la respuesta”, manifiesta el especialista. Pérez Rivera pone como ejemplo a un paciente con obsesión por los gérmenes, la contaminación y la limpieza, a quien se le pediría que toque el piso y cuando sienta que se está contaminando, en lugar de ir al baño a lavarse las manos, se le pide que se quede en el consultorio para que se dé cuenta que el malestar es absolutamente tolerable y que no hace falta el ritual para que la ansiedad desaparezca. “Las técnicas cognitivo conductuales se basan en la psico- educación para que el paciente aprenda las herramientas con las que se va disminuyendo las ideas obsesivas y las compulsiones. Una vez aprendidas las herramientas, no hace falta que vea al terapeuta con tanta frecuencia. El paciente aprende que es una idea ajena y que lavarse las manos sólo refuerza la obsesión y la hace más frecuente”, dice Pérez Rivera. Según el psiquiatra, el tratamiento farmacológico es con antidepresivos específicos, inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina que deben ser recetados en dosis altas, dos o tres veces la dosis que se utiliza generalmente para tratar la depresión. “Muchos colegas tienden a dar antidepresivos pero en dosis bajas o las mismas dosis que para la depresión con lo que el paciente experimenta efectos adversos y no una mejoría, esto le genera desesperanza porque cree que tiene un trastorno que no mejora”, manifiesta el especialista. Y agrega, “el trastorno por sí mismo es muy resistente al tratamiento, si uno no le da la dosis máxima tolerada el paciente tiene menos posibilidades de mejorar”.
Salud
TOC: cuando las obsesiones son irresistibles
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