Mientras llega a su destino en el transporte público o en su carro; o en medio de un café o de lo que sea que esté comiendo, es probable que no se haya enterado de muchas cosas que están pasando en el Universo, infinito, indescifrable y siempre sorprendente.
El explorador de la NASA en Marte, el rover Perseverance, capturó una secuencia de imágenes de Fobos, una de las dos lunas de Marte, eclipsando al Sol. Varios exploradores en Marte como Spirit, Opportunity y Curiosity, han observado el cruce de Fobos frente al Sol durante los últimos 18 años.
Sin embargo, esta ha sido la observación más ampliada y con mayor velocidad de fotogramas de un eclipse solar de Fobos jamás tomada desde la superficie marciana. La observación de estos eclipses permite a los científicos medir cambios sutiles en la órbita de Fobos a lo largo del tiempo, y conocer mucho más del planeta rojo, un próximo hogar de los terrícolas, según varias voces.
Perderse en el desierto es una de las pesadillas que viven los protagonistas de películas. La inmensidad e infinitud del cuerpo arenoso abruman. Sin embargo, en Namibia, país al suroeste de África, tiene entre sus paisajes el choque entre desierto de Namib, enorme en una lengua tribal, con el océano Atlántico.
En ese punto llega a su fin el desierto que tiene una extensión de 2000 kilómetros de longitud.
Como un ángel galáctico fue descrito este hallazgo por la NASA. Estas ‘alas de ángel’ fueron creadas por dos galaxias que chocaron y luego arrojaron polvo y gas a medida que se desplazaban por el espacio. El sistema, conocido como VV689, fue observado por el Telescopio Espacial Hubble luego de ser identificado durante un proyecto de ciencia ciudadana llamado Galaxy Zoo.
“El proyecto se basó en cientos de miles de voluntarios para ayudar a los astrónomos a clasificar los datos de los telescopios robóticos y clasificar las galaxias. Un proyecto en curso llamado Radio Galaxy Zoo está utilizando el mismo enfoque para localizar agujeros negros supermasivos distantes”, explicó la revista científica Nature.
La ciencia no se agota en aras de encontrar nuevas formas de preservar la vida terrestre. Ante la amenaza del cambio climático, El jardín de Nemo es una respuesta. A cuarenta metros de la costa del pueblo de Noli, en la costa italiana de Liguria, crecen hierbas, vegetales y flores en seis biosferas de vinilo debajo de la superficie del mar.
El proyecto, es una granja submarina iniciada en 2012 para explorar la posibilidad de cultivar plantas terrestres a 6 metros bajo el mar.
No alcanzamos a visionar cuántas especies animales aún no conocemos. El ovni de aguas profundas, así fue llamada esta medusa corona con forma de platillo volador, descubierta recientemente por científicos del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey en Moss Landing, California.
La medusa mide hasta 13 centímetros de diámetro y tiene entre 26 y 39 tentáculos enrollados. Fue identificado mientras revisaba imágenes de video de la “zona crepuscular” de la bahía a una profundidad de entre 1.013 y 3.189 metros. “Estas nuevas y notables medusas subrayan cuánto nos queda por aprender sobre las profundidades del mar”, expresó George Matsumoto, líder del estudio.
Cientos de venados de cola blanca en América del Norte han dado positivo por COVID-19. He aquí por qué los científicos les hacen pruebas con hisopos de algodón que viajan un poco más adentro de los cavernosos conductos nasales de los animales.
En estos estudios se busca el virus que causa el COVID-19 en humanos, entendiendo cómo el virus llega a los ciervos, qué sucede a medida que se propaga entre ellos y qué riesgo podrían representar estas infecciones para otros animales salvajes y para los humanos.
Imágenes: NASA, Nature y Sony.
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