Bogotá


La comunidad internacional no sólo debe ser garante para las Farc

COLPRENSA

28 de septiembre de 2016 05:15 PM

Marta Lucía Ramírez es una de las principales críticas del acuerdo final logrado entre el Gobierno y las FARC, dada su trayectoria política. A días de votarse el plebiscito, recuerda que durante el proceso hizo observaciones y propuestas para mejorar lo pactado, que no se tuvieron en cuenta.

Por eso ahora, cuando teme que el acuerdo le abra la puerta a un populismo desmedido, hace pedagogía para que los colombianos voten con responsabilidad, aclarando que aunque ella diga que votará por el NO, sus argumentos no implican una campaña específica por esta posición.

En entrevista con COLPRENSA dijo que, de ganar el ‘No’, la solución es que diferentes sectores del país entren a salvar lo bueno del acuerdo, y ajusten lo que no le gusta a la gente.

- ¿Por qué votará por el ‘No’?
Voto ‘No’ porque creo que es un acuerdo tremendamente desbalanceado. El ideal de la refrendación habría sido tener un referendo, en el que uno pudiera votar individualmente por cada uno de los capítulos; muy posiblemente el resultado habría sido distinto. Creo que este acuerdo tiene cosas que son rescatables y creo que es un deber de todos rescatar lo que sirve y no botar a la basura el esfuerzo de todos estos años, tanto del Gobierno como de las FARC. Pero veo que hay puntos que a mí como colombiana me preocupan, no por el corto plazo, sino por el mediano y el largo plazos.

- Usted dice que con el acuerdo no se logran condiciones de progreso y desarrollo, ¿por qué?
Porque no puede haber ni bienestar ni desarrollo cuando el país va a estar expuesto a una conflictividad social permanente. Este es un acuerdo que va a promover el conflicto social y a Colombia de nada le sirve dejar un conflicto armado, para pasar a vivir en modo protesta social.

- Ese modo de protesta social sería por la participación política de las FARC…
Las ventajas que se les dan a las FARC son absolutamente desproporcionadas y eso no garantiza que tengamos una mejor democracia, sino que nos puede llevar a abrirle el espacio a un modelo populista en el que, en lugar de mejorar, se fracture, y podamos ver pérdida de libertades, como ha pasado en otros países. Entre otras cosas porque este acuerdo se produce simultáneamente con el deterioro más grande que haya tenido la confianza de los colombianos en las instituciones. Con estas débiles y con un grupo que entra fuerte y poderoso económicamente, por la plata del narcotráfico y la minería ilegal, sí creo que le estamos sirviendo en bandeja la democracia colombiana a un modelo populista.

- ¿Ese populismo del que habla, sería igual al 'castrochavismo' que menciona el expresidente Álvaro Uribe?
No es necesariamente idéntico, porque vemos que el populismo en Nicaragua es distinto al del 'castrochavismo', pero tampoco puedo decir que en Nicaragua haya una democracia perfecta. Vemos lo que estaba pasando en Argentina, que se ha logrado revertir, pero cuando de verdad se pierden la independencia y el equilibrio de los poderes, la democracia se puede poner en riesgo.

- ¿Las protestas sociales que, usted cree, se generarían, no ayudarían a que se hagan reformas que no se han hecho durante años?
Hoy no basta con que esté el acuerdo para que mejore todo el sistema. El sistema hay que mejorarlo, en todo caso, con voluntad política y con la decisión de un verdadero estadista de hacer reformas que, inexplicablemente, no se quisieron hacer en los últimos siete años. Por otro lado, acá hay una lista infinita de cosas que hay que hacer por el campo, pero es totalmente irreal pretender que se puedan hacer con la situación de las finanzas públicas. Entonces, si uno asume unos compromisos que no va a poder cumplir, hay que preguntarse, ¿qué va a suceder cuando me pasen la cuenta de cobro?

- ¿Qué cree que harían las FARC si siente que no le cumplen los compromisos?
Que se regresen al monte, no creo. Cuál es la opción más probable: que van a organizar un modelo populista para decir que la sociedad colombiana no cumplió, que el Gobierno de Colombia no cumplió, que la oligarquía colombiana no cumplió.

- En caso de que este domingo gane el ‘No’, ¿cómo ve la posibilidad de renegociación, más cuando la guerrilla ya dijo que lo que se acordó es inmodificable?
Uno tiene que entender que son negociadores, son jugadores que están haciendo un pulso muy duro por el país. Ahora las FARC dicen que no se van a sentar a negociar, pero hace quince días Carlos Lozada dijo que sí se volverían a sentar, y él no es cualquier tercero. ¿Qué sucede? Que ya las FARC se montaron en el mismo discurso del Gobierno. Pero siendo realistas, las FARC no quieren regresarse al monte, ni eso es lo que solucionaría la situación del país.

- ¿Qué hacer, entonces?
Debe haber unos actores que tengan realmente el compromiso de rescatar todo lo que sirve de esta negociación y, con el acompañamiento de la comunidad internacional, hagan los ajustes del caso. Porque la comunidad internacional no debe ser garante solo para las FARC, tiene que ser garante para la nación colombiana y parte de las reglas de esta negociación es la refrendación. Y si se pierde el plebiscito tiene que ser garante de que esto pueda solucionarse.

- ¿Y en eso se ha avanzado algo?
La verdad, yo vengo trabajado un proyecto que es un pacto por Colombia, pero de eso voy a dar detalles después.

- ¿Ve el lunes 3 de octubre al presidente Juan Manuel Santos liderando a esos posibles actores?
Es que este no es el acuerdo del presidente Santos con las FARC, este es el acuerdo de una nación con las FARC. Lo que me imagino es que uno coja el 3 de octubre a un grupo de personas, de los partidos, de los gremios, de la academia, de las iglesias y de otros sectores, para decir: “Aquí estamos nosotros para proponerles a las FARC un calendario de renegociación”.

- ¿Cómo saber qué debe modificarse y que no, si no se hizo el referendo?
Insisto, esto es sentarse en grupo. Acá el presidente ha negociado con las FARC. Nosotros hemos estado excluidos de esta negociación. Uno lo que tiene que pedir es que nos sentemos todos en la mesa y eso implica que haya un liderazgo para decirles a las FARC que este país quiere mantener el acuerdo con ellas y quiere abrirles los espacios a la política, sin tanto ventajismo, pero que quiere ajustar partes de la negociación.

- ¿Cómo lograr que ese grupo de diversos actores se ponga de acuerdo en lo que hay que cambiar y lo que no?
En una negociación de estas hay que tener la capacidad de sentarse como sociedad, con el liderazgo del presidente y diciéndole a él: la oposición se quiere sentar, estos sectores empresariales se quieren sentar, y buscar algo que sea sostenible, para que no tengamos la tragedia de que en dos o tres años esto se reviente.

- ¿Y si ese proceso eventual de nuevo diálogo coinciden con las próximas elecciones presidenciales?
Pues lo ideal sería que no. Pero es que la campaña ya arrancó por cuenta de esto, o sea que eso es inevitable, por eso es que se necesita de liderazgo, de sensatez, de responsabilidad, de amor verdadero por este país. También habría que pensar en fórmulas. Por ejemplo, se le podría decir a la comunidad internacional que sea garante de que esta gente, en lugar de que estén por seis meses en las zonas veredales, puedan estar allí 18 meses, para que mientras tanto se discuta en el país y este se mantenga en calma. 

- ¿No hay riesgo de que haya un coletazo violento, como pasó cuando se levantó el cese unilateral?
Ellos en ese momento estaban haciendo otro pulso con el Gobierno, entonces en una mesa de negociación cada quien tiende a ser implacable. Creo que ahora sería distinto y por eso es tan importante la presencia de la comunidad internacional.

- El temor de algunos sectores también puede entenderse como natural, porque esta situación de hoy no la hemos vivido y es algo que también pasó y luego se superó en otros países que firmaron acuerdos de paz…
Lo que pasa es que en ninguno de esos acuerdos había un actor que dejaba las armas para tomar la política con la plata que le dejó el narcotráfico. En este acuerdo no hay una sola referencia a la obligación de las FARC de devolver la plata del narcotráfico, ni una sola referencia a la minería ilegal.

- ¿Qué hará si gana el ‘Sí’?
Mi compromiso es aceptar la decisión del pueblo colombiano y estar en disposición constructiva. Primero, haré monitoreo y vigilancia al desarrollo del acuerdo; luego, también mucho monitoreo al desarrollo de las facultades presidenciales, porque esas facultades extraordinarias son tan grandes que me parecen nocivas para la institucionalidad y para la calidad del sistema democrático.

- ¿Cree que es posible electoralmente que el ‘No’ le gane al Sí?
Tengo claro que la aplanadora oficial, la gran cantidad de publicidad y esas prácticas indeseables de la compra de votos, que algunos de los miembros de la Unidad Nacional –amigos del Gobierno— utilizan, pueden generar un resultado, que es difícil de cuantificar hoy por hoy. La percepción que uno tiene, oyendo a la gente en todo el país, es que hay una gran desconfianza hacia el acuerdo. Creo que hay gente que, ante la duda, prefiere abstenerse.

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