Bucaramanga


Abogado mató a su abuela para quedarse con la herencia

COLPRENSA

13 de septiembre de 2013 04:08 PM

Luis José Mantilla Castro fue el autor intelectual del crimen de su abuela, una mujer de 90 años, asesinada de un disparo en la cabeza el pasado 23 de marzo en el barrio Sotomayor, en Bucaramanga. 

Era sangre de su sangre, pero de nada valió el parentesco. Por encima de ello estuvo la ambición de quedarse con una herencia de $2 mil millones, representados en certificados de depósito, dinero e inmuebles en Barranquilla y Bucaramanga. 

Es la macabra historia de cómo Luis José Mantilla Castro, un abogado de 39 años, exconcejal y exsecretario de Gobierno del municipio de Los Patios, Norte de Santander, mandó a asesinar a su abuela, una mujer de 90 años, para quedarse con la herencia. 

El crimen de María Antonia Parra Rueda, se materializó el pasado 23 de marzo a las 4:30 de la tarde, en la carrera 27A con calle 44, del barrio Sotomayor. 

Aunque en principio, la hipótesis del homicidio era la del robo de un anillo de oro blanco con diamantes, avaluado en cerca de $30 millones y que los sicarios finalmente no se llevaron, una impecable investigación adelantada por la Sijín permitió esclarecer el escabroso caso. 

EL PLAN

La crisis financiera que para finales del año 2012 afrontaba Mantilla Castro, quien para entonces adeudaba cerca de $100 millones, lo llevaron a idear el sanguinario plan de asesinar a su abuela y así quedarse con la herencia. 

“En enero de este año me reuní con Geovanny Lisandro Castro Rincón, en el municipio de Los Patios, Norte de Santander, y me dijo que me cobraba $6 millones por matarla. Entonces le conté dónde vivía ella, y el restaurante y el Spa al que asistía con frecuencia en el barrio Sotomayor. De ahí viajé a Neiva y me comunicaba con Geovanny por teléfono”, relató Mantilla Castro en la confesión que hizo en la Fiscalía. 

Concretado el crimen dos sujetos viajaron desde la ciudad de Cúcuta, para realizar los trabajos de seguimiento y establecer las rutinas de la señora María Antonia. Ellos se hospedaron durante un mes en un hotel localizado en el sector de la carrera 15 con calle 56, en Bucaramanga y por varias semanas siguieron de cerca a la víctima hasta determinar con certeza su rutina. 

Para que se transportaran los sicarios que iban a ejecutar el crimen, los dos hombres que llegaron desde Cúcuta compraron una moto por $400 mil, en inmediaciones al sector del ‘mercado de las pulgas’. 

SICARIO FALSO

Días después de comprar la moto, los sujetos regresaron al mismo lugar y tras hacer varios contactos lograron entrevistarse con un supuesto sicario que les cobraba $5 millones por matar a la señora. 

Así lo relató el supuesto homicida, que ahora es testigo con reserva de identidad de la Fiscalía. 

“Me citaron al Parque Turbay. Llegué con un amigo y les dije que él era el que iba a manejar la moto. Uno de ellos sacó un celular y me mostró la foto de la señora. También me mostró la foto del hijo de la señora y me dijo que a él no le podía pasar nada. Ese mismo día me llevaron al edificio en el que vivía el objetivo”, relató el supuesto asesino, cuya intención no era otra que la de quedarse con el dinero que le iban a pagar. 

Los sujetos le entregaron al falso sicario $2 millones y le dijeron que tenía tres días para asesinar a la señora. 

Sin embargo, el plazo se cumplió y el crimen no se ejecutó. Es decir, el presunto sicario lo que hizo fue quedarse con los $2 millones que le habían dado. 

EL DÍA DEL CRIMEN

Tras ser estafados, los sujetos contratados por Mantilla Castro se aseguraron de no volver a fallar y contactaron en el Valle del Cauca a un ‘curtido’ delincuente. 

Para entonces, Mantilla Castro ya estaba en Bucaramanga, y mientras esperaba a que asesinaran a su abuela, frecuentaba casinos y centros comerciales. 

El día del asesinato, al tiempo que un sicario asesinaba de un disparo en la cabeza a la señora María Antonia, su nieto aguardaba en el centro comercial Megamall. 

“Geovanny me llamó y me dijo que parecía que ya habían hecho la vuelta. Entonces nos encontramos y entramos a una tienda, como a dos cuadras de Megamall. Él me dijo que iba a ir hasta el sitio para ver qué había pasado. Se fue en un taxi. Yo me fumé tres cigarrillos y cuando él regresó me dijo que el asunto estaba ‘caliente’, que ya la habían matado. Nos tomamos como diez cervezas cada uno, perdí la noción del tiempo, me fumé como un paquete de cigarrillos, lloré. Al día siguiente nos fuimos para Pamplona”, dijo en su declaración Mantilla Castro. 

A PRISIÓN

Luis José Mantilla Castro se entregó el miércoles en horas de la mañana, en la Procuraduría del municipio de Pamplona, Norte de Santander. 

Ayer fue presentado en audiencia pública ante un juez de control de garantías, en el Centro de Servicios Judiciales de Bucaramanga. 

Por estrategia defensiva de su abogado, pues espera llegar a un acuerdo con la Fiscalía, no aceptó los cargos que le imputaron por los delitos de homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego. 

Ayer mismo Mantilla Castro, a quien le dictaron medida de aseguramiento, fue enviado a la Cárcel de Mediana Seguridad de Palogordo, en Girón, donde permanecerá hasta que se resuelva su situación judicial. 

“Me entregué para ponerme en paz con la justicia, la sociedad y con Dios”, concluyó en su declaración Mantilla Castro. 

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