La política tradicional colombiana en la semana que termina tuvo dos golpes fuertes para su consistencia, la decisión de los dirigentes Humberto de la Calle y Marta Lucía Ramírez de alejarse de sus casas políticas, el liberalismo y conservatismo, para irse por el camino de las firmas en sus intenciones de ganar la Presidencia de la República.
Lo hecho por De la Calle y Ramírez, es el resultado de la crisis en la que están sumidos estos partidos tradicionales que se ven afectados por escándalos de corrupción, falta de renovación de líderes y el anquilosamiento en una forma de gobierno en que se benefician unos pocos –los del poder- y los electores a quienes se deben.
Como ellos dos, en este momento están recorriendo las calles dirigentes como Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras, Clara López, Piedad Córdoba, Alejandro Ordóñez y Gustavo Petro, entre otros, de un grupo de 27 que tienen claro que su postulación para reemplazar a Juan Manuel Santos en la Casa de Nariño no la harán desde un partido, sino con el apoyo de gran convergencia ciudadana.
El analista político Jhon Mario González, al respecto dice que “no hay partido político que garantice el triunfo, hoy día los partidos son todos minoritarios, no hay uno, a diferencia de los años 90, que defina una elección presidencial, porque están en un desprestigio muy grande y eso resulta difícil que sea el vehículo que garantice las elecciones”.
González sostiene que en los años 90 el desprestigio de los partidos pesó más a nivel local, pero ahora esa falta de credibilidad en el electorado se da a nivel nacional, “los candidatos por eso se ven en la necesidad de acudir a las firmas”.
Con lo dicho por González coincide el senador de Cambio Radical, Carlos Fernando Motoa, quien reconoce que los partidos tradicionales requieren una reingeniería para que la gente vuelva a creer en ellos, aunque plantea que una cosa es recoger firmas para el cargo de Presidente de la República, y otra para las elecciones de Congreso.
“Esta será una elección muy distinta a lo que hemos podido observar en las últimas campañas presidenciales en el país, excepto en el caso del expresidente Uribe, pues también fue con movimientos ciudadanos con los que empezó a ganar respaldo, pero en el caso de Juan Manuel Santos hubo una campaña avalada por partidos y sus rivales también estaban avalados por partidos como pasó con Antanas Mockus en 2010 y Óscar Iván Zuluaga en 2014”, explica Motoa.
El dirigente sostiene que en este momento lo que se prevé es que para el otro año no suceda lo mismo, “hay unos partidos absolutamente débiles, con poca vocación de poder, esto es un llamado de atención a todos los que ocupamos una dignidad dentro de las bancadas para hacer una reingeniería, porque la ciudadanía está descontenta, además porque se ha avalado a personas ciertas personas sin tener la idoneidad necesaria y no sufrir situaciones incomodas de inhabilidad o detenciones, en los cargos uninominales y de corporaciones públicas”.
Motoa insiste en que los partidos deben aceptar que hay una crisis que afecta la democracia, “los partidos son los medios de interlocución entre el pueblo y los espacios del poder, veo eso con preocupación y se tendrá que evaluar para las elecciones legislativas, si esas curules que tienen los partidos van a disminuir o comienzan a restar espacios también las firmas”.
En concreto el senador de Cambio Radical se refirió a la otra opción para la cual se están recogiendo firmas en el país, para que los grupos significativos de ciudadanos también puedan tener listas al Senado y la Cámara de Representantes y que según la Registaduría Nacional, en este momento ya son más de 20 los que se han inscrito para estar en los tarjetones del 11 de marzo del año próximo cuando se escogerá al nuevo Congreso de la República.
Para contrarrestar en parte el impacto que tendrían las listas de grupos de ciudadanos, es que desde el Congreso ya algunos partidos están empezando a definir que sus listas vayan en el mecanismo cerrado y no abierto. En tal sentido la bancada de la Cámara de Representantes del Partido Liberal avaló que para las planchas que lleven a marzo será por el sistema cerrado, lo que obliga a que la campaña se haga más desde del protagonismo del partido y no sobre unas ideas particulares de los candidatos.
El analista González considera que en el tema del Congreso los partidos sí seguirán siendo fuertes, aunque no como en el pasado, “los partidos son los que manejan la mermelada y por eso el 11 de marzo podrían tener un manejo importante”. Incluso se atreve a señalar que el Partido Conservador cedería más curules el otro año frente a lo que tiene en la actualidad, más en el caso del liberalismo puede llegar a crecer moderadamente. Del que no hay duda que será una fuerza más influyente en el Congreso es Cambio Radical, del precandidato Germán Vargas Lleras, quien curiosamente decidió postularse también por firmas.
PARTIDO SIGUEN SIENDO OPCIÓN
Desde los partidos tradicionales se defiende la necesidad de que los candidatos presidenciales salgan de los mismos, más no consolidarse en proyectos de firmas, con los cuales se catapultaría el caudillismo, pero no se beneficia de lleno a la democracia.
Para el senador y precandidato del Partido Liberal, Edinson Delgado, “la democracia para que sea sólida requiere de partidos fuertes. Un país sin democracia fuerte es donde se crean los caudillismos, los autoritarismos, las dictaduras y eso no es conveniente para un país”.
Delgado, quien sumó su nombre al lado de Luis Fernando Velasco, Juan Manuel Galán, Viviane Morales y Juan Fernando Cristo, para ganar la postulación liberal, asevera que Colombia debe entender que es mejor ir por el camino del fortalecimiento de los partidos. “Aún con toda esta crisis, es el momento en que pueden surgir partidos serios, que puedan ayudar a la sociedad. Quienes han optado por las firmas saben que ese es un camino que no es el correcto para el país, estoy seguro que por la proliferación de tantas firmas no van a tener tanta credibilidad en la gente”.
Al lado del liberalismo, que reitera tendrá candidato propio, están otros partidos relativamente nuevos, pero que de entrada no descartan que lleguen a la primera vuelta a finales de mayo de 2018 en el marco de una gran coalición de sectores sociales y políticos.
Uno de ellos es el Centro Democrático, el partido del expresidente Álvaro Uribe, que por segunda vez en sus cinco años de creado tendrá candidato. En 2014, el uribismo postuló al exministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, quien ganó en la primera vuelta y pasó a la segunda donde perdió con Juan Manuel Santos. Para el 2018 el Centro Democrático tendrá candidato y se apuntaría a la misma estrategia de hace cuatro, la de llegar sólo a primera vuelta y con amplio apoyo en la segunda.
El Polo Democrático, el partido que identifica a la izquierda colombiana, ya formalizó al hoy senador Jorge Enrique Robledo como su candidato presidencial, mientras que la Alianza Verde, en una asamblea, esta semana, hizo lo mismo al ungir a la senadora Claudia López como su aspirante.
Estos dos candidatos que representan un amplio sector de la centro-izquierda del país, han dicho que están trabajando en lograr una alianza, a la que han invitado al exgobernador Fajardo para llegar a la primera vuelta con opción de ganar a la centro-derecha.
SE VAN PARA VOLVER
Una lectura diferente a la lista de candidatos por firmas a la Presidencia de la República hace el senador y presidente del conservatismo, Hernán Andrade, quien considera que el boom de buscar las rúbricas está revestido para alcanzar una mayor identidad con el elector que está cansado de los partidos, pero sostiene que tantos candidatos llevara a que en algún momento algunos de ellos vuelvan a sus partidos tradicionales.
“Ese es un mensaje político, necesitan las firmas o sino pregúntele a Vargas Lleras. Son las facilidades electorales que le brinda la democracia a los candidatos que recogen firmas. Intentan es sintonizarse con la gente. Sin embargo, más de 20 personas recogiendo firmas en las calles puede llevar a que algunos de ellos van a regresar a sus huestes naturales y los partidos tendrán que estar abiertos a esa posibilidad de recibirlos”, indicó el dirigente conservador.
Una situación en tal sentido podría estar sucediendo entre los conservadores y el exprocurador Alejandro Ordóñez, quien desde hace más de tres meses se dio a la tarea de conseguir, al menos, un millón de firmas para inscribirse como candidato, pero según contó Andrade, Ordóñez quiere que algunos de los dirigentes que le impulsan su postulación vayan en las listas al Congreso de los conservadores.
Es decir, el conservatismo estaría volviendo a abrirle las puertas a Ordóñez quien se fue en mayo pasado. De esta manera el exprocurador, ante el retiro de Marta Lucía Ramírez -quien se daba como candidata fija del partido- es hoy por hoy la carta con mayor aspiración en esa colectividad. El exsenador y exgobernador del Valle Ubeimar Delgado y el empresario y exministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, son los dos únicos precandidatos que están en la actualidad.
Aunque no es definitivo que el próximo presidente de Colombia sea el fruto del apoyo de millones de firmas y las coaliciones, lo cierto es que a los partidos tradicionales les tocará intentar hacer una rápida reingeniería para seguir siendo protagonistas en un futuro.
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