La investigación que generó el escándalo por las irregularidades de los agentes de la DEA en Colombia nació de dos oficiales retirados de la Policía colombiana, quienes habían sido detenidos en Estados Unidos por sus vínculos con narcotraficantes.
Con la información que entregaron los dos oficiales retirados, lograron pagar pocos años de cárcel y actualmente son testigos protegidos por el Gobierno de Estados Unidos.
El escándalo de las fiestas de los agentes de la DEA con prostitutas, así como rumbas millonarias, le costó la cabeza a la directora de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA), Michele Leonhart, quien renunció al cargo.
“El reporte muestra que no fueron uno o dos casos aislados, sino decenas de casos en los que agentes contrataban prostitutas y las llevaban a oficinas y casas alquiladas por nuestro gobierno”, dijo el congresista que reveló el documento, Elijah Cummings.
Las fiestas se presentaron entre el 2001 y 2009. Precisamente, en esa época los entonces capitanes de la Policía pertenecían a uno de los grupos especiales auspiciados por la DEA, con el que dieron importantes golpes al narcotráfico.
Hace una década, los dos capitanes -quienes también se habían graduado juntos de la escuela de Policía- eran de las personas más cercanas los jefes de la institución. Sus resultados en operativos para la desarticulación, primero del Cartel de Cali y luego del Norte del Valle, les habían granjeado ser considerados dos de los oficiales más reconocidos en el país.
Uno de ellos -hijo de un oficial retirado- trabajó en Cali, entre el 2002 y 2004, liderando el grupo especial.
En ese tiempo realizó operaciones contra los jefes del Cartel del Norte del Valle, como Hernando Gómez Bustamante, ‘Rasguño’, y Juan Carlos Ramírez Abadía, ‘Chupeta’. Precisamente, en el 2003 allanó una habitación en un hotel del oeste de Cali buscando a ‘Rasguño’.
Pero allí encontraron a una exfiscal federal del sur de la Florida reunida con ‘Chupeta’, quien en ese momento no tenía orden de captura. “En ese momento, ‘El Mono’ (como lo llamaban sus compañeros) se contactó con la gente de ‘Chupeta’ y al parecer empezó a trabajar para ellos”, reveló uno de sus excolegas.
Un informante le dijo a otro de los grupos especiales de la Policía, que tres años después investigó a una red de sicarios de ‘Chupeta’, que el oficial les había colaborado en diferentes “vueltas. Una de ellas se trató de llevar en uno de los carros oficiales a uno de los pistoleros desde Cali a Bogotá”, reveló el investigador.
Los nexos entre estos dos oficiales y ‘Chupeta’ solo se conocieron años después, cuando ambos se habían retirado del grupo especial. Los dos uniformados se retiraron como mayores.
Las autoridades estadounidenses en el 2009 pusieron en la mira a sus antiguos aliados. Fiscales de ese país abrieron investigaciones contra los ex policías con la información entregada por varios de los hombres de ‘Chupeta’, entre ellos José Orlando Alzate, quien fue quien reveló la ubicación de las caletas con US$81 millones halladas en el 2008 en Cali.
Asimismo, el otro oficial -quien trabajó en Cali después del 2003 y de allí partió a Medellín, también era relacionado con alias Rogelio, de la ‘Oficina de Envigado’.
Los antiguos socios de la DEA fueron capturados a comienzos del 2008. A uno de ellos lo arrestaron en Miami, donde vivía. El otro, quien estaba viviendo en Medellín, se entregó a las autoridades estadounidenses.
Los procesos en ese país se mantuvieron bajo secreto, pues los oficiales retirados semanas después de su reclusión empezaron a colaborar con las autoridades.
Y una de esas colaboraciones fue, precisamente, la que permitió que el Departamento de Estado develara los excesos de agentes de la DEA en Colombia.
“Los dos oficiales colombianos revelaron cómo sus antiguos socios de la DEA realizaban fiestas, contrataban prostitutas y vivían con todos los lujos, utilizando los viáticos que la DEA les entregaba. Ese par guardaron todos los datos y hasta recibos de millonarias cuentas de bares y restaurantes y las mostraron como pruebas”, relató un oficial de la Policía.
En Cali los agentes tenían alquilados tres apartamentos, en los que realizaron varias de las fiestas con prostitutas. También alquilaban salones en hoteles de Cali. “A mí un policía me llevó a una de esas fiestas en una habitación de un hotel. Tenían prostitutas y trago. Habían alquilado un salón, estaba lleno de mujeres”, relató una persona que fue invitada a la fiesta en el 2004.
Entre los excesos que relataron los oficiales colombianos se encuentra el alquiler de un avión para ir un fin de semana de fiesta a Cartagena. También en Bogotá pagaban exorbitantes cuentas en discotecas de la 93, como el San Ángel, y el restaurante Hatsuhana.
En una de esas rumbas, en el 2004, los agentes de la DEA se emborracharon y tuvieron una discusión con unas personas que estaban en la mesa del lado. La Policía debió llegar al lugar y resolver la situación, reveló una fuente.
En otras ocasiones, los oficiales colombianos contactaban a “los agentes estadounidenses con prostitutas de lujosos negocios en Bogotá y pagaban las cuentas con viáticos de la DEA, que luego legalizaban haciéndolos pasar como pagos a informantes y otros pagos. Era una época en la que los presupuestos de la DEA y el grupo que patrocinaban tenían un presupuesto muy alto”, explicó un oficial que trabajó con esta agencia.
Los oficiales colombianos delataron a varios de sus antiguos amigos, varios de los cuales seguían activos en la DEA. “Entre ellos se encuentra un agente de origen puertorriqueño y otro mexicano, quienes trabajaban de la mano de estos oficiales. Ellos alcanzaron importantes cargos en la DEA, uno de ellos en Japón y otro en Las Vegas”, reveló una fuente.
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