Eran las nueve de la mañana del sábado 16 de agosto cuando monseñor Luis Augusto Castro les pidió a los asistentes que se tomaran de la mano, escucharan su reflexión y guardaran un minuto de silencio.
Este gesto pasaría desapercibido sino fuera por el escenario en donde ocurrió y quienes lo protagonizaron: el marco de la mesa de diálogo entre Gobierno y Farc en donde se iba a escuchar a las primeras 12 víctimas del conflicto, lo que significa uno de los pasos más importantes que se está dando para la terminación del conflicto armado.
Y fue monseñor Castro quien se encargaría de moderar esta histórica cita entre víctimas y victimarios. Él con su estilo característico de hombre mesurado, dio la palabra, hacía pequeños comentarios y todos le escuchaban.
Nelly González, la mamá del teniente Alfonso González, a quien lo mató las Farc, contó unas horas después lo que fue ese momento de enfrentar a quien asesinó a su hijo, “llegamos con miedo, con angustia, con zozobra a encontrarnos frente a nuestros victimarios, pero vivos ese gran afecto por parte de ellos en escucharnos”.
Los victimarios fueron escuchando los testimonio con mucho respeto, y en algunos casos incluso hubo saludos personales y expresiones de sincero perdón según contaron las propias víctimas, como por ejemplo Constanza Turbay Cote, a quien la guerrilla le mató a toda su familia en Caquetá. Ella con mucho sentimiento también señaló que les perdonaba y todo porque es necesaria la paz en Colombia.
La mañana pasó muy rápidamente y apenás se escucharon a 6 de las víctimas. El receso sirvió para que algunas de las víctimas se reunieran por aparte con la guerrilla.
Otro de los testimonios que tocó a los asistentes fue el del suboficial en retiro del Ejército, Alfonso Mora León, quien contó como fue el caso de su hijo, quien fue secuestrado y asesinado en el sector de Mondoñedo en 1996. “No me sentí cohibido en ningún sentido... yo soy víctima de las mismas fuerzas armadas a las cuales yo presté y me asesinaron un hijo”.
La tarde llegó y se acabaron de escuchar a otro grupo de las víctimas y ellas sesionaron por aparte para redactar un comunicado conjunto, lo cual fue muy importante pese a que son víctimas de las distintas formas de la violencia.
Ya entrando la noche del sábado ellos, uno a uno, hablaron con los medios, le contaron su experiencia de estar frente a los victimarios, de lo que fue hablar de esos momentos de dolor, de cómo fue sacar de ellas el rencor y de odio porque están seguros que esta es la única oportunidad que le queda a Colombia para conseguir la paz.
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