Si los avances del proceso de paz que adelantan el Gobierno y las Farc se tuviera que medir por los documentos que ha hecho públicos la guerrilla sobre los responsables de los cultivos ilícitos y del multimillonario negocio del narcotráfico, se debería decir que es muy poco lo que se adelanta.
Sin embargo lo visto al inicio del ciclo 17, que está precedido de dos acuerdos (agrario y participación en política), muestra que las Farc siguen dando pasos cifrados en dirección a reconocer equivocaciones a lo largo de sus décadas de insurgencia.
Frente al tema de los cultivos ilícitos y el narcotráfico, que son los ejes centrales de este nuevo ciclo, la guerrilla ha traído en concreto a la mesa tres acciones. De la primera habló el propio jefe de las Farc, Timoleón Jiménez, quien en un mensaje de hace dos semanas anticipó que la disposición de las Farc es llegar a un acuerdo con el Gobierno en este tema.
Un segundo aspecto lo expuso el jefe negociador de las Farc, Iván Márquez, quien a la vez que pidió la legalización del cultivo de hoja de coca, sostuvo que la salida al problema de las drogas obliga la participación de la comunidad internacional, que es la directamente consumidora.
Esta petición de corresponsabilidad la ha hecho de manera reiterada el presidente Juan Manuel Santos, en particular en la Asamblea General de la ONU en 2012, cuando al anticipar que se iniciaría un proceso de paz con las Farc, dijo que Colombia se sentía como en una bicicleta estática, en la que por más que pedalee, no se avanza para encontrar una solución a las drogas.
El tercer punto de análisis planteado por las Farc en los primeros días de este ciclo, es que el grupo acepta de manera abierta que parte de su financiación la hacen con el cobro de un impuesto a los cultivadores de la hoja de coca, aunque dicen que lo hacen “para cuidar a los campesinos de intermediarios y de los narcotraficantes”.
Aunque los guerrilleros no aceptar ser narcotraficantes, uno de los principales señalamientos que le hacen desde Colombia los sectores contrarios al proceso de paz, ese reconocimiento parcial ha sido bien recibido por los negociadores del gobierno, según se pudo conocer.
Las Farc, en lo corrido del año, además han manifestado posiciones más claras sobre su responsabilidad con las víctimas, como también sobre que están dispuestas a la dejación de las armas luego de la ratificación del acuerdo de la terminación del conflicto.
LA REELECCIÓN
Un tema más que al parecer ya es claro entre las partes es que la reelección en nada afectará a la negociación. Es decir, el anuncio de Juan Manuel Santos que quiere ir por un nuevo período no frenará ni provocará discusiones entre los negociadores. Si las mismas ya se dieron, hace parte de la confidencialidad de la discusión.
Conocer el pronunciamiento de la guerrilla sobre ese tema había generado expectativa en La Habana, al preverse que dirían algo puntual para el reinicio de los ciclos, especialmente luego de que el ELN rechazó esa postulación del mandatario.
Sin embargo, hubo una corta y simple frase del jefe negociador de las Farc, Iván Márquez, quien así se encargó de cerrar el capítulo: “Las Farc piensan lo mismo que ha expresado públicamente desde el comienzo: ‘No se puede ligar proceso de paz a procesos electorales’”.
UN SEMESTRE MÁS
Aunque las partes no tienen un plazo definitivo para la firma del acuerdo final, se vislumbra, por lo avanzado hasta el momento, que faltarían por lo menos seis meses más de negociaciones.
Durante este tiempo se debe dar trámite a los temas que algunos llaman gruesos: la desmovilización, la justicia transicional y la forma como se restituirá a las víctimas.
También se ha conocido que ante los buenos oficios que han hecho la ONU y la Universidad Nacional, con la organización de tres foros temáticos, se les pedirá que realicen uno más, el cual sería sobre la justicia transicional.
En opinión del delegado de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, las partes ya han logrado un nivel alto de confianza porque ya se conocen bien, lo cual ha ayudado a que se firmen los dos puntos conocidos.
De acuerdo a la lógica de Hochschild, esa dinámica permitiría que la discusión de los próximos puntos, considerados neurálgicos, sea más expedita. Esto se podrá lograr también gracias al mecanismo de trabajo que adoptaron las partes de nombrar comisiones de trabajo que se encargan de llevar documentos previamente elaborados.
Es de recordar que en los equipos de negociadores de Gobierno y Farc hay miembros que ya estuvieron en procesos pasados, lo que ayuda a que parte de las problemáticas que se analizan en la mesa ya tenga un escenario analizado y con propuestas que en parte ya habían sido vistas.
Sólo el paso de los meses demostrará si estos pasos que da la guerrilla de las Farc son un anticipo concreto al reconocimiento de sus errores, los cuales son los que le reclaman en Colombia, además de que repare a las víctimas, para llegar a la terminación del conflicto.
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