El júbilo político que expresaron los sectores que apoyaron en junio de 2014 la reelección de Juan Manuel Santos se empezó a diluir rápidamente, cuando el repitente mandatario conformó su equipo de ministros en agosto y, con el paso de los meses, el de directores de entidades, superintendentes y hasta embajadores.
Voces críticas surgieron, en especial de los dirigentes de la Costa Caribe, para reclamar al mandatario por la poca representación de las regiones; otros sectores lo hicieron porque daban por descontado que iban a entrar al Gobierno, luego del respaldo a la reelección, y también el rechazo se dio porque el jefe del Estado le apostó a ratificar a más de uno de sus funcionarios en cargos claves.
Tras nueve meses de su segundo gobierno, Juan Manuel Santos empezó a escuchar pedidos de cambios, en especial en el gabinete. El analista John Mario González no duda en decir que Santos debería hacer los cambios que requiera de una vez por todas y no ‘a cuenta gotas’. “Como principio general también debe incorporar gente que además de representar un sector político importante, tenga una gran imagen y conexión con la opinión pública”.
González asegura que el nombramiento de David Luna como nuevo ministro de las TIC “fue un desacierto; por el contrario, el presidente, en este momento de desgastes, necesita un cambio ministerial que esté conectado con la opinión, que no sea solo una transacción burocrática y, además, necesita ministros que se la jueguen por el Gobierno y no por sus aspiraciones políticas futuras”.
El ex viceministro del Interior y analista político Héctor Riveros Serrato, sostiene que la salida de Diego Molano de esa cartera es lógica, pues llevaba casi cinco años, tiempo suficiente, en su criterio, y recordó que Álvaro Uribe sólo tuvo a dos ministros por sus ocho años: Andrés Uriel Gallego, en Transporte, y Cecilia María Vélez, en Educación.
Riveros considera que los cambios que haga Santos deberían tener una identidad más propia sobre a cuál sector representa el ministro que llega, porque opina que Luna, aunque es de tendencia liberal, no representa de lleno a ese partido. A Molano, desde cuando llegó al Gobierno, en agosto de 2010, se le identificó como un ministro de los liberales.
UNA CRISIS
De acuerdo con los analistas, al presidente Santos se le estaría anticipando la llamada crisis de la reelección, situación que en los Estados Unidos identifican para todos los presidentes que ganan el segundo mandato.
Hoy Santos pasa por el peor momento de su imagen en los casi cinco años de mandato, situación provocada, especialmente, por la incertidumbre en que pasa el proceso de paz con las FARC, tras las acciones bélicas de esa guerrilla, como el asesinato en abril pasado de once soldados en el Cauca.
También porque la inversión está prácticamente frenada, debido a la corrección que debió hacer el Gobierno a sus cuentas tras la caída del precio del petróleo, por lo que las regalías no llegan aún a las regiones. Un aspecto más en contra es el recién aprobado Plan Nacional de Desarrollo, el cual dejó la sensación en los colombianos que se ejecutará con más aumento de impuestos, por la posibilidad de que los reajusten los municipios.
Héctor Riveros considera que eso produce una falta de confianza en el Gobierno, de la cual sólo se empezará a recobrar con la llegada de personas que representen un nuevo aire, tanto político como regional.
RAZONES PARA CAMBIAR
Los resultados en sus gestiones como ministros, serían otros motivos por los cuales el primer mandatario debería ajustar su equipo. Se rumora que el cierre del periodo legislativo, el próximo 20 de junio, sería un momento clave para hacer ese balance, en particular porque durante este primer año de la reelección el presidente les apostó a proyectos como la reforma constitucional del Equilibrio de Poderes y el citado Plan de Desarrollo, en los que los ministros tuvieron papel clave.
En casos como el de Mariana Garcés, titular de la cartera de la Cultura, su tarea a lo largo de casi cinco años muestra que ya ha cumplido con las metas del Gobierno, por lo que su cambio se da como fijo.
Una situación similar le pasa a la canciller María Ángela Holguín, quien ya ha señalado tanto en público como en privado que le gustaría salir del cargo. Sus resultados siguen siendo notorios, como la recomposición de las relaciones con Venezuela y Ecuador o sacar adelante el fin visado Schengen para ingresar a Europa, el cual se estaría anunciando en junio próximo.
En los últimos días, igualmente en la ‘rumorología’ ministerial, se habla de la salida de Juan Carlos Pinzón del Ministerio de la Defensa. Se iría para empezar a preparar su candidatura presidencial, con el respaldo del Partido de la U.
También se habla del retiro de Aurelio Iragorri del Ministerio de Agricultura, cartera en la que, aunque fue entregada a La U, los principales cargos siguen estando en manos de los conservadores. Una supuesta razón más es que se requiere de un ministro que se meta más de lleno a desarrollar los compromisos del primer punto de los acuerdo de La Habana, referente a los cambios en el agro.
Sumados a los de ministros, es casi seguro que el presidente Juan Manuel Santos lleve a cabo cambios en las principales embajadas que tiene Colombia, como por ejemplo en Estados Unidos, de donde Luis Carlos Villegas podría volver al país al cargo de ministro de Defensa. Las delegaciones diplomáticas en España y Francia, igualmente suenan para tener embajador nuevo.
Aunque las voces de reclamo con el paso de los días crecen, lo cierto es que sólo el presidente Santos definirá en que momento les pedirá un paso al costado a sus colaboradores, incluso a pesar de que algunos de ellos lleven menos de un año.
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