Este año la ciudad de Quibdó tenía un motivo grandioso para celebrar sus tradicionales Fiestas de San Pacho o Fiestas Franciscanas.
La Unesco las nombró “Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”, lo que por poco se convierte en una talanquera para el mismo certamen, según lo cuentan algunos coordinadores de fiestas de los barrios populares.
Uno de ellos es el profesor Jorge Murillo López, del barrio Las Mercedes, quien confiesa que este año su comitiva se sintió en aprietos a la hora de recoger recursos monetarios entre los comerciantes y empresas que en cada jornada colaboraban generosamente con los fondos barriales.
Murillo López explica que, aunque las fiestas son en septiembre, desde que entra el nuevo año los habitantes de los 12 barrios franciscanos se dedican a organizar actividades, como verbenas, ventas de comidas, rifas y búsqueda de patrocinadores hasta amasar una cifra que permita la confección de excelentes disfraces y fabricación de imponentes carrozas.
“Pero este año la cosa fue difícil, porque cuando la gente se enteró de lo que había hecho la Unesco, de una vez se imaginó que el nombramiento significaba dinero; y por eso, los comerciantes y las empresas se negaban a colaborarnos. Tuvo que venir la directora del Carnaval de Barranquilla a explicar que ese nombramiento podría ser útil para conseguir recursos, pero su verdadero sentido es proteger las fiestas para que no dejen de realizarse”.
No obstante el equívoco, los 20 días de fiestas se echaron a rodar con la asignación de un día para cada barrio de los 12 franciscanos, mientras que los siguientes 8 días serían para los nuevos barrios que han ido naciendo en los últimos años con la expansión de la capital chocoana.
Las Fiestas de San Pacho guardan en común con la cultura popular afro caribeña que, en sus principios, fueron impuestas por los curas españoles como una celebración religiosa, pero poco a poco el pueblo se fue integrando con sus tambores y jolgorio, cosa que las familias “prestantes” de aquellas épocas veían como asunto de vagabundos y borrachos, pero el alma popular terminó por reafirmarse y ahora los carnavales son el símbolo festivo de todo el departamento.
Aunque San Francisco de Asís, el santo patrono de Quibdó, también fue impuesto por los católicos españoles, actualmente los feligreses chocoanos le rinden culto de manera tan ferviente que es posible encontrar en cada calle, en cada barrio y en cada casas figuras del patrono, acompañadas de arreglos florales o cirios de fuego permanente.
Cada día de fiesta va precedido de una misa en la catedral del Centro o en los barrios populares, pero nadie se echa a recorrer las calles sin haberse arrodillado ante la efigie, que también ocupa parques y pretiles de colegios.
Y el santo sigue tan campante como la primera vez que lo celebraron hace 368 años.
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