Aunque varias han sido las advertencias por parte del Gobierno a las Farc para que muestren voluntad de paz, las recientes acciones de la guerrilla causan rechazo en la opinión pública y dificultan el buen ambiente para el proceso de paz en los sectores políticos.
Los dos hechos que ‘enturbian’ el rumbo de la negociación son el asesinayo de dos indígenas en Toribío (Cauca), y el secuestro de dos soldados en medio de un combate en Tame (Arauca).
Sobre el último hecho la guerrilla de las Farc señaló que los uniformados Paulo Cesar Rivera y Jonatán Andrés Díaz, reportados como desaparecidos el pasado domingo, no son secuestrados sino “prisioneros”.
Apenas un día antes de que se conociera el secuestro, el presidente Juan Manuel Santos, enviaba un ultimátum a la guerrilla, a la que pidió “se ponga seria” si no querían correr la misma suerte de su jefe 'Alfonso Cano', abatido años atrás por el Gobierno. Aun así, esto no fue suficiente.
Lo cierto es que lo que está en juego es el futuro de las negociaciones con la guerrilla, que sin estar rodeadas del hermetismo acordado entre las delegaciones, demanda más resultados concretos de cara a la refrendación del acuerdo final de paz.
Para Ariel Fernando Ávila, analista y politólogo de la Fundación de Paz y Reconciliación, la defensa de las Farc es que el modelo que escogió el Gobierno fue el de negociar en medio del conflicto armado. Además explica que durante una tregua las Fuerzas Militares bombardearon el campamento de alias 'Romaña' y esta acción no condujo a que las Farc decidieran levantarse de la mesa.
“En un sentido estricto las Farc no violaron el acuerdo de no secuestrar más, porque ellos dijeron que no iban a retener más civiles, pero los militares son parte del conflicto armado. Desde luego que es un acto que hay que rechazar, pero no constituye una violación al derecho internacional”, señaló el experto.
En ese sentido, la confrontación podría ser mayor de cara a los pronunciamientos que ha hecho la guerrilla, donde asegura que sus crímenes han sido de guerra y no de lesa humanidad.
“Lo que la población tiene que entender es que una cosa es criticar las acciones de las Farc y otra es criticar un proceso de paz, porque hechos aberrantes como estos hay muchos, pero procesos de paz como éste, solo uno”, concluyó el analista.
Aun así, sectores como el Congreso de la República calificaron estas acciones como un mensaje hipócrita de las Farc, que mientras se habla de víctimas y de reconocimiento por parte del Estado, se concentra en atacar civiles y soldados.
“Se equivocan las Farc si creen que con acciones como el secuestro van a forzar un cese al fuego bilateral”, señaló el senador Carlos Galán.
A su turno, el presidente del Senado, José David Name, quien exigió la liberación inmediata de los uniformados, pidió mayor contundencia por parte del Gobierno en la mesa de conversaciones.
"Sostengo y repito que las Farc no pueden seguir con una doble moral frente a la paz, ya que es inaceptable que hablen de reconciliación mientras matan y secuestran (…) de lo contrario hay que evaluar si vale la pena mantener un proceso de paz bajo estas circunstancias", advirtió el congresistas del Partido de La U.
De otro lado, Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, reitera que la mesa no puede afectarse por este hecho, ya que sigue en pie la discusión de negociar en medio del conflicto.
Por el contrario Josías Fiesco asegura que el mensaje del presidente Juan Manuel Santos debe ser más contundente, pues si bien no puede juzgarse a la negociación por lo que hace una de sus partes, se ha perdido el apoyo de la ciudadanía.
“Las Farc han entendido as conversaciones en La Habana como un cheque en blanco y el Gobierno permanece pasivo, con un silencio para no incomodar. No se puede construir confianza y paz con balas, reclutamiento y más secuestro por parte de la insurgencia”, concluyó el analista.
Así las cosas, dependerá de las Farc y de los negociadores de la mesa, mostrar voluntad y contundencia para convencer, más que al Gobierno, a la ciudadanía que a dos años de haber iniciado el proceso, espera más resultados concretos sobre la mesa.
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