Columna


¿Bicentenario, independencia?

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

12 de noviembre de 2010 12:00 AM

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

12 de noviembre de 2010 12:00 AM

Este año los gobiernos celebran lo que el llamado Bicentenario de la independencia del yugo español. Hace 200 años los criollitos, nuevos conquistadores (hoy son modernos), no olvidaron la avaricia de sus ancestros. Este Bicentenario ha servido para gastar el dinero del pueblo en celebraciones hipócritas porque son 200 años de miseria y sufrimiento del pueblo, la pobreza se mantiene, la indigencia aumenta, la inequidad crece y la brecha entre la ciudad y el campo se amplía. Los que nos conquistaron no se fueron, nos siguen conquistando por otros medios. Ya no usan coraza, petos ni yelmos y refinaron el modo de someternos. Usan métodos colonialistas y el despojo de recursos naturales: hidrocarburos, minerales, biodiversidad, tierras y territorios, además de empresas estatales para las transnacionales. La Independencia de Cartagena se refiere a lo ocurrido el 11 de noviembre de 1811, cuando declaró su independencia absoluta de España, constituyéndose en el primer territorio de Colombia en hacerlo. Hoy 11 de noviembre culminan 4 días de festejos, de tomar ron y dar rienda suelta a expresiones de violencia, a nombre de las “Fiestas de Independencia”, en todas las edades y estratos sociales. Cartagena tiene más un millón de habitantes: 75% de la población es pobre y 45% está en la miseria, padeciendo hambre, y para esta época son víctimas de los coletazos de huracanes que azotan la Costa Caribe. Es normal en Cartagena convivir con actos cometidos por fuerzas de seguridad públicas y privadas que protegen los bienes de la empresa; los malos servicios públicos en las comunidades pobres; y violaciones de los derechos de los trabajadores. Hay abusos a las comunidades, como sucedió la semana pasada con el ESMAD, que maltrató sin justificación a niños y ciudadanos de Getsemaní. Las autoridades civiles, la Procuraduría, ni la Defensoría dicen nada. El triángulo de corrupción de funcionarios de la Administración, el sector político y un círculo de empresarios dedicados a defraudar el presupuesto, mantiene esclavizados en la pobreza a 2 millones de habitantes y 45 municipios de Bolívar. La mayoría de veedores, líderes y liderezas sociales y comunitarios, dueños de medios de comunicación influyentes y periodistas, desafortunadamente han sido captados por la clase política y sus financistas, que los han puesto al servicio de sus proyectos electorales corruptos. En Bolívar no hay un solo municipio que tenga acueducto, a pesar de tener fuentes de agua cercanas, y todos los años son azotados por las crecientes de sus ríos, por aguaceros torrenciales que hacen más caótica su crisis humanitaria. Cartagena, capital turística, dueña del puerto y la refinería más importante del país, propietaria de una riqueza natural envidiable, en este Bicentenario es patrimonio económico y cultural de los políticos, empresarios y autoridades, los más descompuestos del país. Esta ciudad y el Departamento necesitan aguaceros torrenciales de denuncias y crecientes de ríos de protestas contra estos conquistadores y la parcialidad de los entes de control, cuyos directores imponen, apelando a métodos clientelistas y antidemocráticos. Sugerimos a la Alcaldesa, en los meses que le quedan, aplicar el pragmatismo en las obras prioritarias, o sus ideas brillantes quedarán para enmarcarlas. *CUT BOLÍVAR cutbolivar@gmail.com

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