Columna


Arrancó mal

FRANCISCO SANTOS CALDERÓN

09 de septiembre de 2012 12:00 AM

FRANCISCO SANTOS CALDERÓN

09 de septiembre de 2012 12:00 AM

Nunca antes la posibilidad de paz estuvo tan cerca. Paz con las Farc, vale la pena aclarar, porque se vende como el fin del conflicto y no es así. Todavía hay diversos actores de la violencia que no están incluidos en estos diálogos y que si quedan sueltos pueden prolongar la pesadilla de violencia tal y como sucedió hace dos décadas con los procesos de paz con el M-19 y con el Epl. No olvidemos tampoco que después de la operación Anori que desmanteló al Eln, en menos de una década esta organización había resucitado con el dinero de la extorsión a la Mannesman.
Bien, estamos a las puertas de un nuevo diálogo que el país recibe con entusiasmo pero con gran escepticismo. Los fracasos de los procesos de Betancur y Barco, de Gaviria y de Pastrana son un precedente que llena de desconfianza a la sociedad colombiana.
Por eso los mensajes de la guerrilla en esta semana desilusionan. No tenemos nada que ver con el narcotráfico. No tenemos secuestrados. Hemos buscado la paz desde hace 50 años. Por ningún lado se vio una luz de reconocimiento del dolor que le han causado a la sociedaad. Su discurso de víctima no cabe en el escenario moderno en el que van a negociar. La retórica desgastada, y no propiamente de un demócrata como de manera poco inteligente la calificó el ministro Carrillo, predecible, repetitiva y mentirosa no ayuda en nada a sembrar la confianza que es menester de las Farc construir tras décadas de engaños.
El mundo y el país han cambiado. Y mucho. El margen de maniobra de las Farc y del Gobierno es mucho más reducido que el que existía apenas hace once años en el Caguan. El 11 de septiembre, la CPI y el gobierno de Álvaro Uribe cambiaron el entorno legal y de tolerancia política de gobierno alguno frente a la paz. Ahora, Santos e incluso las Farc disfrutan de las mieles de la euforia. Que se desgasta rápido. En esta sola semana ya comenzó el deterioro.
Estamos aquí por lo logrado en materia de seguridad durante los 8 años de Uribe. Pero las Farc ya ganaron, y mucho, al recobrar la legitimidad que habían perdido y que Santos les devolvió en bandeja de plata al reconocerlos como contradictores. Un regalo a cambio de nada, un papel, que por ahora con sus primeras declaraciones las Farc debilitan.
Toca esperar que se inicien las conversaciones para ver cuál va a ser la dinámica y la tónica de este diálogo cerrado. Mientras tanto la sociedad no tiene porque aceptar inerme lo que sucede en Cuba u Oslo. Los medios no deben tragar entero pues le hacen un gran daño al país. Su papel no es hacer la paz es informar y es ser vocero de la sociedad y no sólo del Gobierno como ha sucedido hasta ahora. No es aclimatar la paz es desmontar la mentira, la falacia y el engaño (propios de una negociación) con información. Y para la opinión, como dice Andrés Hoyos, su deber es desmontar la retórica de las Farc o, digo yo, los excesos de voluntarismo del Gobierno a través de todos los mecanismos de presión posibles- columnas, trinos, marchas, protestas etc.
Queda el tema de las víctimas, del que escribiré más adelante. Pero por ahora estaré el ocho de octubre con tantas otras en la plaza de Bolívar exigiendo que no nos irrespeten, no nos invisibilicen y no nos maltraten por el solo hecho de ser víctimas de las Farc. Ni más faltaba.

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