Columna


Arriba el matrimonio

JUAN CARLOS ENSUNCHO-BÁRCENA

29 de diciembre de 2010 12:00 AM

JUAN ENSUNCHO BÁRCENA

29 de diciembre de 2010 12:00 AM

Hace varios años en este mismo periódico divulgaba a los cuatro vientos -en clave de humor- mi opción por el celibato. Hoy tengo el enorme placer de decirles que estaba equivocado. Aquella vez, confieso que me movían las ganas de burlarme de mí mismo y la desilusión por un amor perdido. Hoy me mueven la certeza y la tranquilidad que me produce el haber tomado la mejor decisión.
Ha llegado el momento de la verdad. El período más importante en la vida de un hombre: el matrimonio. Y estoy que no quepo de la dicha, como estrenando corazón. Ese mismo que hasta hace poco me tenía con una incómoda sensación de angustia, hoy me hace el hombre más feliz sobre la tierra. Porque he elegido a la mujer con la que puedo compartir los años que me quedan.
Agradezco a las demás mujeres que conocí antes y pido perdón si le hice daño a alguna, pero ahora pertenecen a una vida anterior. Ya no es necesario seguir creyéndome el más macho porque puedo conquistar a la que me guste. Ahora elijo conquistar a la misma mujer todos los días. Quiero enamorarla desde el amanecer hasta el ocaso, para celebrarla cada noche.
El matrimonio es una apuesta por dejar de ser niños. Dejar atrás esos momentos incómodos de vacío después del sexo. Concluir esa búsqueda incesante y frenética de una y otra mujer, en la que sólo buscamos a nuestra propia madre. El matrimonio es un reto maravilloso que nos enfrenta al tiempo, al barro del que estamos hechos. Tener la convicción, la fe, de que todo va a salir bien aunque sepamos que vendrán días difíciles que serán superados con paciencia, ternura, tolerancia, comprensión y amor.
Le pido al Altísimo que me de la posibilidad de conocer el mundo con mi esposa, disfrutar los logros de mi trabajo. Con ella hemos pasado momentos difíciles, hemos vividos “las verdes” y queremos vivir “las maduras”. Y, si Dios lo quiere así, traer hijos a este mundo. Y que esos hijos nos den los nietos que queremos ayudar a formar con la complicidad de dos tiernos abuelitos. Nunca antes vi con claridad mi deseo de llegar a la vejez. En compañía de Adriana será una felicidad.

Hemos sido, de cierta manera, privilegiados. Porque vivimos juntos desde la noche en que nos encontramos en esta ciudad hace un poco más de cinco años. Atravesamos dos o tres crisis de pareja que nos mantuvieron alejados un tiempo. Pero, con la certeza de que nacimos el uno para el otro, tarde o temprano volvíamos a encontrarnos.

Ya lo había dicho Octavio Paz: El Amor es Elección. En mi caso, entre todas las mujeres, escoger una sola. Y entre varias posibilidades de desarrollo intelectual, escoger una sola. Ahora sólo quiero vivir para la Literatura y para hacer feliz a Adriana. Compartiendo esa felicidad con sus hijos, con su familia y con la mía que ahora forma una sola familia.

Gracias a todos por sus buenos deseos.


*Escritor y Periodista
juanensuncho@yahoo.com
 

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