El título de esta columna no se relaciona con el oso de los dirigentes gremiales colombianos protestando contra el papel activo en las decisiones oficiales de un antiguo dirigente sindical, hasta que se dieron cuenta de que tenía el respaldo del Presidente. El ataque al que me refiero es mayor y sucede en los Estados Unidos.
En el estado de Wisconsin, un gobernador ultraconservador del Partido Republicano trata de acabar con los sindicatos de los empleados públicos: maestros, bomberos y otros trabajadores de la clase media, generando una protesta popular masiva, nunca antes vista en Madison, capital del estado.
Propone contra los sindicatos un proyecto de ley quitándoles el derecho a la negociación colectiva, limita los aumentos salariales a la inflación y les prohíbe recaudar fondos para las campañas políticas. Con la usual doble moral de los republicanos, las limitaciones son más estrictas para los sindicatos liberales que apoyan al Partido Demócrata.
El pretexto para esa ley reaccionaria es el déficit fiscal. En Wisconsin, como en todos los estados, se incrementó con la gran recesión de los últimos años. Como en la ideología conservadora los culpables del déficit son los salarios de los empleados públicos, aprovechan la ocasión para acabar con los sindicatos. Proponen leyes similares en estados con gobernadores republicanos como New Jersey, Ohio e Indiana.
Pero el problema no es de plata. En Wisconsin los sindicatos aceptaron recortes salariales, y dedicarían 6% de sus salarios a los fondos de pensiones. La preocupación del gobernador no son las finanzas, porque al mismo tiempo propone recortes de impuestos para los más ricos, que aumentarían el déficit. Como dice un editorial del New York Times (NYT), “el discurso republicano de reducir el déficit es solo la pantalla para el propósito real de masacrar la fuerza política de los trabajadores de clase media que apoyan al partido Demócrata y son un obstáculo para su agenda conservadora”.
También dice el NYT que el gobernador de Wisconsin y otros políticos republicanos son financiados por multimillonarios conservadores interesados en debilitar las fuerzas liberales opuestas a su dominio total de la economía. Es una pelea política.
El premio Nobel de economía, Paul Krugman, dice que el predominio de esta agenda conservadora mina la democracia en los Estados Unidos y los convierte en una oligarquía tercermundista. No porque los multimillonarios influyan en la política, pues tienen derecho a hacerlo, ni porque los sindicatos siempre tengan la razón, sino porque en una democracia se necesitan instituciones fuertes que puedan contrapesar la influencia del gran capital, y una de estas son lo sindicatos, que representan a los trabajadores de clase media.
Krugman mostró en sus libros la concentración impresionante del ingreso y la riqueza en Estados Unidos desde 1980, y cree que su país es más oligárquico y menos democrático en este período por el debilitamiento de los sindicatos.
Hasta ahora los trabajadores de Wisconsin han tenido un apoyo popular impresionante. Pero para que lo mantengan, allá y también acá en Colombia, los sindicatos tienen que demostrar que miran más allá de los intereses particulares de sus afiliados y que son verdaderos defensores del interés público.
macabrera99@hotmail.com
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