Columna


Bazurto, con los días contados

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

28 de junio de 2011 12:00 AM

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

28 de junio de 2011 12:00 AM

Por la vía judicial pareciera estar la salida definitiva al macroproblema de ciudad en que se convirtió el mercado de Bazurto. Es probable que en los próximos días estemos frente a una sentencia que ordene el arresto de quienes hasta el momento no han cumplido el fallo de la acción popular que ordenó el traslado del mercado, en virtud del recurso de desacato recientemente interpuesto y respaldado por varias organizaciones cívicas de Cartagena.
Si bien es muy difícil personalizar responsabilidades en este caso complejo, en el que confluyen múltiples factores de perturbación, los eventuales “carcelazos” podrían presionar las decisiones que han hecho falta bajo la orientación de la planeación, el sentido común y el ejercicio de la autoridad, por parte de varias administraciones. Recordar que en Bazurto coexisten problemas de movilidad, de salud pública, delincuencia organizada, narcotráfico, entre otros, es llover sobre lo mojado.
Los grandes intereses económicos y políticos que se tejen en ese enmarañado sector han prevalecido recurrentemente por encima de la sensatez. Las presiones de los capitales enormes, legales, ilegales y “mixtos”, que necesariamente tienen que estar detrás de las mercancías de la informalidad, son un factor del que no se habla mucho y se sabe aún menos.
Pero como no hay mal que dure cien años, ni ciudad que los resista, a Cartagena le llegó la hora de “coger el toro por los cuernos” y llevarlo a otro corral. Bazurto tiene sus días contados; sería necio insistir en alternativas diferentes a su traslado cuando la ley lo hace –literalmente- inevitable.
Entre la mayoría de los cartageneros también se oyen opiniones favorables para trasladar este mercado porque estrangula y afea un área neurálgica de la ciudad, cuya movilidad terrestre está limitada y a veces estrangulada por sus cuerpos de agua, aún no bien utilizados para el transporte público masivo. Por otro lado, la higiene inexistente y el desaseo hacen que buena parte del lugar sea repulsivo, aunque allí se obtengan mercancías y alimentos de buena calidad y a muy buenos precios.
Pero no obstante todas las señales de la mayoría de los cartageneros, al menos de los que se oyen, ni de las disposiciones legales de carácter obligatorio, con excepción de Roxana Segovia, quien en varias ocasiones ha dicho públicamente que “Bazurto requiere una solución de pantalones”, otros candidatos y candidatas a la Alcaldía prefieren no incluirlo como tema en su agenda, para evitarse inconvenientes. Los electores deberían exigirlo en las propuestas programáticas, porque el próximo alcalde o alcaldesa, no podrá evadirlo.
Los fallos judiciales son de obligatorio cumplimiento y lo único que procede en este caso es definir la “hoja de ruta” para el traslado del mercado, con el mayor rigor técnico y de funcionalidad.
Si se necesitaran 2, 4 ó 10 años más para definir cómo y dónde, dependerá de la capacidad gerencial de quien llegue al sillón de mando en  la Casa de la Aduana, pero el Mercado de Bazurto es ya una página de la historia que Cartagena está obligada a pasar, y pasarla bien.

germandanilo@hotmail.com
 

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